Bolivia en las películas
Bolivia, una frontera que todos quieren cruzar para estar en el más acá o en el más allá. Es decir, en la producción cinematográfica, Bolivia no es un ejemplo para imitar, más bien se trata de un sino que debe esquivarse. Casi un estigma.
Con el título “Boliwood”, sergiobastani (sic), director de cine y comunicador boliviano pero residente en Nueva York, difunde “un ensayo visual sobre la visión de Bolivia en la cinematografía mundial”. Se encuentra en: htpps:/vimeo.com/156605958 y contiene fragmentos de películas donde se menciona a Bolivia. La mayoría de los filmes de la muestra son producciones norteamericanas y argentinas, algunas son series de dibujos animados, como Los Simpons. Se trata de una suerte de collage visual –no de un ensayo– porque no existe un hilo conductor aunque el video concluye con una palabra que es un neologismo spanglish: “UnBoliviable”: Bolivia inviable. ¿Una ironía? ¿El mensaje del “ensayo visual”?
Mi atención a este video responde a una extrañeza por la coincidencia “ensayística” puesto que hace muchos años me dedico a escribir y actualizar un texto sobre “Bolivia en el cine”. Mi texto se alimenta de curiosas citas o referencias al país que aparece como una suerte de frontera con el “otro” (mundo). Así es. Bolivia nombrada como un significante de lo absurdo, aquello que denota lo ininteligible. Tierra de nadie, referente de la “nada”, dadaísmo puro y simple teatro del absurdo. Bolivia, una frontera que todos quieren cruzar para estar en el más acá o en el más allá. Es decir, en la producción cinematográfica internacional Bolivia no es un ejemplo para imitar, más bien se trata de un sino que debe esquivarse. Casi un estigma.
Algunas películas que seleccioné en mi lectura interpretativa están consignadas en “Boliwood”. Pero hay muchas más. La última película que registré es En Tierra de nadie (Bosnia-Herzegovina, 2001), una comedia antibélica que obtuvo Óscar a mejor película extranjera. Dos soldados, un bosnio y un serbio, están atrapados en una trinchera que divide las líneas enemigas. Un tercer combatiente está tendido sobre una mina explosiva. El soldado serbio es un novato que intenta, sin éxito, asesinar al soldado bosnio. Tienen en común su preocupación por las minas sembradas por el Ejército serbio y ese peligro acecha a lo largo de la trinchera. Entonces, el bosnio le pregunta a su enemigo: ¿Dónde está el mapa?”. La respuesta del novato soldado es obvia y denota perplejidad: “¿Cuál mapa?” Y la reacción del bosnio es tajante: “El de las minas pues, imbécil, no va a ser el mapa de Bolivia?” Este es un ejemplo de mi pesquisa sobre “Bolivia en el cine”. Toda la serie de filmes que he visto bajo este filtro escéptico lente está en mi blog: Artimaña (htpps://pioresnada.wordpress.com) y es cuestión de buscar el título “De película”.
Puedo citar Cacería impecable (2011), un thriller noruego nominado a un par de premios del cine europeo. O, Sin destino (España 2011) que obtuvo varios premios Goya. Colores Primarios (USA 1998) en la que John Travolta personifica a Bill Clinton. En El precio del poder (USA 1986), el personaje es Richard Gere. En Un golpe maestro (USA 2001) se da la última actuación de Marlon Brando. Nicolas Cage hace de Yuri Orlov, traficante de armas conocido como Señor de la Guerra (USA 2005). Y Danny DeVito, En El último golpe (USA 2001), hace de mafioso. En todas estas películas se menciona a Bolivia de una manera peculiar, como un sello, un estigma, un a-lugar. No es como pretende sergiobastani: UnBoliviable, es peor; por suerte. Porque no es invisible; aunque la invisibilidad puede ser una transición a la felicidad, tal como les ocurre a los migrantes en Buenos Aires en la novela de Bruno Morales: Grandeza boliviana. ¡Habría que buscarla –la grandeza, digo– en el cine, no?.
El autor es sociólogo, miembro del CESU-UMSS.
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