Calidad de los programas de posgrado
Celebramos este año el primer centenario de la Reforma Universitaria de Córdoba cuyO celebre “manifiesto liminar” aún impresiona tanto por sus alcances como por la precisión de sus críticas a la educación superior de entonces. Este movimiento sentó las bases para nuevos modelos de organización de las Universidades, cuyos elementos más significativos son: el Cogobierno, formado por profesores, estudiantes y egresados; y la Autonomía universitaria.
La formación a nivel de posgrado es de trascendental importancia, no sólo por su contribución al perfeccionamiento y la formación continua de los profesionales, sino también al país. Se evidencia un déficit de personal científico en Bolivia, con repercusiones no sólo de índole académico y económico, sino también políticas y de gestión de gobierno, que de mantenerse, pone incluso en duda el logro de algunas de las metas educativas fijadas por el actual gobierno; en previsión de ello, el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación se centra en la formación de talento humano, particularmente en la formación a nivel de posgrado.
Sería importante revivir el espíritu de la Reforma Autonomista de Córdoba para revertir varios de los problemas relacionados con el desarrollo de la educación de posgrado, dentro de los cuales señalamos, por un lado, la necesidad del aseguramiento de la calidad de la explosiva y descontrolada oferta de programas de posgrado por nuestras universidades y, por otro, la fuga de cerebros. Ello genera una situación problémica, cuya solución conforma una agenda universitaria pendiente, que contiene el análisis de: a) la evolución de la oferta de programas de la educación de posgrado por las universidades bolivianas, b) el crecimiento de la matrícula en sus diferentes niveles y c) la comparación con la evolución de los programas de pregrado ofertados por el conjunto de universidades públicas, privadas, de régimen especial e indígenas de Bolivia.
Será preciso para ello comparar los diferentes modelos de evaluación de la calidad, acreditación, aseguramiento de la calidad y desarrollo de programas de posgrado aplicados local y regionalmente, en la perspectiva de construir un modelo unificador, el mismo que, en opinión del suscrito, debería comprender un enfoque “cualimétrico”, esto es, ser capaz de medir con un apropiado grado de precisión y confianza pública la calidad de los programas, en sus diversos niveles (especialidades, maestrías y, por supuesto, doctorado). Ello completaría y mostraría la mejor aproximación a la regulación de la oferta académica de las más de sesenta universidades bolivianas.
El autor es académico boliviano
Columnas de ÁLVARO ENRIQUE PADILLA OMISTE