Coqueteos comprometedores
Los resultados de la encuesta nacional de intención de voto, elaborada por la empresa Ciesmori el pasado 21 de julio, muestran una diferencia del 11% entre Evo Morales del Movimiento Al Socialismo (MAS) (37%) y el candidato de Comunidad Ciudadana (CC) Carlos Mesa (26%). Muy por debajo, aparecen Oscar Ortiz de Bolivia Dice No (BDN) con 9%; Víctor Hugo Cárdenas de UCS, 3%; Félix Patzi del MTS, 2%; Virginio Lema del MNR, 1%, y Ruth Nina de PAN-BOL, 1%.
Los pronunciamientos tanto del oficialismo como de la oposición no se dejaron esperar, percibiéndose posturas exageradamente triunfalistas frente a otras con bastante cautela y mesura. En el caso de la oposición, la intención de voto indica una diferencia porcentual alta del abanderado de CC en relación al candidato de BDN y que asciende al 17%. Tal como están las cosas y de no presentarse mayor sorpresa, la pugna por la silla electoral será entre el binomio del MAS y el binomio de CC.
Este virtual escenario ha encendido las alarmas en el oficialismo que, pese a desplegar todo su aparataje político, no consiguió superar la barrera del 40%, además de lograr una diferencia de al menos 10% en relación a la segunda candidatura y así evitar la segunda vuelta, tal como prevé la Constitución Política del Estado. Sin duda, más de un militante vislumbra que necesariamente se tendrá que ir a un balotaje, además de hacerse a la idea de ya no contar con los dos tercios de mayoría en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Probablemente, esto explica los elogios y coqueteos comprometedores del vicepresidente Álvaro García Linera hacia el candidato Oscar Ortiz, al asegurar que éste daría la sorpresa electoral.
Siguiendo el libreto convencional “divide y vencerás”, el oficialismo busca dispersar el caudal de intención de voto del opositor mejor posicionado Carlos Mesa, impulsando un tercer frente con nulas posibilidades, pero que le es útil y funcional a sus aspiraciones electorales.
No otra cosa evidencia la actitud de García Linera, de buscar oxigenar a Oscar Ortíz, candidato de Bolivia Dice No, elegido –claro está- por el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, mandadero del empresariado cruceño y cuya conducción de ese partido posee una visión autoritaria, tal como indicara su ex-acompañante de fórmula Edwin Rodríguez. Similar postura asumió el senador Rubén Medinacelli quien tácitamente indicó que al MAS le conviene que Ortiz suba en la preferencia electoral.
Lo cierto es que nos encontramos en un escenario electoral que empieza a tornarse un tanto hostil, descarnado y que hacen entrever algunos acuerdos y sombrías alianzas de mutuo beneficio, apuntando a conservar el statu quo imperante del poder político, aun a costa de cruzar ríos de sangre y borrar posicionamientos ideológicos antagónicos e irreconciliables entre sí (Gonismo, Bolivia Dice No y el Movimientos Al Socialismo). No otra cosa puede colegirse de la guerra sucia desplegada desde el oficialismo (MAS) y desde la también opositora Bolivia Dice No, al candidato de Comunidad Ciudadana Carlos Mesa.
Docente investigador
Columnas de SAÚL MARCELO CHINCHE CALIZAYA