Cunde el imperialismo
Cuando se formaron India y Pakistán en 1947, de inmediato estalló una guerra religiosa entre musulmanes e hindúes. La mayoría de los hindúes de religión que quedaron tras las nuevas fronteras de Pakistán, tuvieron que huir al territorio de la India; una cantidad semejante de musulmanes huyó a Pakistán. Esto dejando varios cientos de miles de muertos por las masacres que se suscitaron.
En medio de este fandango quedó el reino de Cachemira, que formaba parte del imperio británico de la India. Al norte de Cachemira quedaba un estado vasallo, Ladakh, de población tibetana. A los pocos años el ejército chino ocupó Ladakh. En Cachemira la mayor parte de la población era musulmana, pero el maharajá era hindú de religión. El maharajá legó su reino a la India, pero inmediatamente se armó guerra entre Pakistán e India y se partieron la Cachemira. La capital, Srinagar quedó con la India, junto con el maharajá.
Resulta que la mayor parte de los siete millones de cachemiros, que viven en el territorio que ha correspondido a la India, son musulmanes. Para solucionar esta situación, un artículo de la constitución de la India tenía establecido que en Cachemira regiría un status especial, por el que la región tendría autonomía administrativa y, esto es lo de fondo, tendría la potestad de cerrar sus fronteras a la inmigración procedente de India.
Desde la independencia de India y Pakistán en 1950, han transcurrido 69 años, y ahora el parlamento de India ha abolido el artículo constitucional que protegía a Cachemira. Vea el lector: siete millones de cachemiros están ahora expuestos a la invasión de millones de habitantes del resto de la India. Un pueblo tiene tierra propia, su país o su región. Los invasores los despojan, los marginan. Eso es imperialismo. En lo que respecta al respeto a los pueblos y sus tierras, ¡cuánta falta hace la visión política de Lenin y de Stalin, así sus regímenes hayan pecado en esto alguna que otra vez!
Tras el imperialismo de la India está su horrible religión, que las religiones llenas de pretensiones son horribles. Jawaharlal Nehru, que fue el primer gobernante de la India independiente, consideraba que la religión en su país era causa y a la vez consecuencia de atraso social.
En India no se libran de las castas, del infanticidio de niñas y de las injusticias sociales producidas por su horrible religión. Los hindúes de religión se enfrentan a los musulmanes, tanto en India como con los de Pakistán. En cuanto a Pakistán, aunque existe tolerancia religiosa, su propio nombre indica sectarismo, porque es oficialmente una “república islámica”. Hay penas legales contra la blasfemia. Por ejemplo es blasfemia decir algo contrario a la religión musulmana.
En todo caso lo principal: hay que rechazar el imperialismo, como en el caso de India con Cachemira, en Bolivia con los bosques y las tierras de las etnias, y de China con su espantoso y nazi imperialismo con los uigures en Asia central.
El autor es escritor
Columnas de BERNARDO ELLEFSEN