Blockchain para e-voting
El blockchain cadena de bloques, es un enorme libro de registros (bloques) que están cifrados, encriptados y enlazados como si fuera una gran red de base de datos, cuyas transacciones son confirmadas, distribuidas y almacenadas por varios operadores que convierten las transacciones en seguras, privadas, fiables y económicas.
Ahora, imagínese votar desde su celular u ordenador de manera segura sin necesidad de asistir a lugares con aglomeraciones, tener que dejar de trabajar, caminar largas distancias para llegar a los recintos electorales, realizar filas interminables para registrarse o, lo peor que le puede pasar, que hagan fraude en las elecciones y su voto no valga nada, pero la tecnología cambiará la democracia cuantitativa tal como la concibió Karl Popper, en La sociedad abierta y sus enemigos (1945): “la sociedad abierta es una sociedad donde los hombres no llegarían a verse cara a cara, donde los negocios se realizarían a través de individuos aislados a través de vía telefónica o telegráfica y que se trasladasen de un lugar a otro, en automóviles herméticos”. Ese momento ha llegado, estamos transitando hacia una sociedad abstracta donde las transacciones se hacen con criptomonedas, y las elecciones también se harán de manera encriptada.
El voto electrónico, e-voting, combina con la tecnología biométrica, garantizando confianza, transparencia y seguridad porque la base de datos, al ser descentralizada y encriptada, requiere la verificación de varios usuarios, servidores que descifran algoritmos y lo hacen de manera matemática, es decir, de forma precisa, lo que le da una característica de inmutabilidad: no se puede alterar o cometer fraude alguno.
En 2005, Estonia fue el primer país en apostar por el Internet y la automatización a la hora de realizar elecciones, dejando de lado, las papeletas, urnas y realizar recuento manual de votos en pizarra, un asunto obsoleto. Con esto la manipulación pasa a ser un recuerdo, el blockchain asegura que la frase atribuida a Stalin. “no importa quién vota, sino quién cuenta los votos”, sea cosa del pasado, así nos han demostrado plataformas como Ágora, del Instituto Federal de Tecnología de Suiza, un ecosistema que se implementó en las elecciones presidenciales de Sierra Leona (2018), también, Coinstack, desarrollada por Blocko.io, que fue usado para proyectos comunitarios en Gyeonggi-do en Corea del Sur (2017), Voatz, utilizado por el Senado de Virginia Occidental para que voten militares en el extranjero (2018), Bobak, de Monax, que tienen como plataforma la criptomoneda Ehereum ha servido para votaciones en los alpes suizos, Polys, de Kaspersky Lab, realiza cálculos de votaciones encriptadas, Secure Vote, de X.O.1., permite votaciones masivas, según el portal Criptonoticias.
Quienes reivindican la democracia directa o semidirecta resaltando sus virtudes en la Antigua Grecia o en Suiza pueden estar pidiendo la adopción de estas medidas, el uso puede ser de forma híbrida, en este sentido, debo reconocer, que la democracia cuantitativa no garantiza una democracia cualitativa, es decir, la mayoría puede votar por un tirano: ¿de qué sirve tener tecnología de punta cuando no se tiene una cultura de respeto de la libertad?, respeto de las minorías, entonces, reconocemos la existencia de mentalidades autoritarias que no comprenden la democracia como lo diametralmente opuesto al autoritarismo.
Surgen aquí problemas y debates, lo mismo, utilizar la tecnología blockchain para controlar, vigilar y castigar a los individuos, deshumanizarlos y tratarlos como meros engranajes de una maquinaria, por lo tanto, toda tecnología depende del uso que se le da, un cuchillo puede servir para preparar alimentos o para matar, apostemos por la compatibilidad entre tecnología y libertad individual, ante todo.
El autor es representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa (ILCE)
Columnas de LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR