¡Es ahora!
Cochabamba está pasando por un momento muy difícil económicamente, desde mucho antes de la infortunada pandemia. Debe reinventarse, debe volver a encontrar su vocación productiva. En el pasado fue el granero de Bolivia, luego el centro logístico de la producción alimentaria, hoy sus empresas y emprendedores migran a otras ciudades.
Quién sabe si esta coyuntura critica de la Covid-19 nos ayude a enfocarnos y a decidir entre todos a qué debemos dedicarnos los cochabambinos. En estos últimos años, Cochabamba se convirtió en un gran escaparate de productos extranjeros, chinos en su mayoría, y no extrañaría, internados ilegalmente. Este fenómeno demuestra que los k’ochalas se convirtieron en comerciantes: más fácil y menos riesgoso que ser productores. La industria local esta asfixiada, desmotivada y reducida, hecho plenamente demostrado por la incapacidad o desinterés de hacer funcionar, seria y eficientemente, el Parque Industrial de Santiváñez. En Bolivia hay cinco parques industriales, tres están en Santa Cruz y de todos ellos, solo uno tuvo apoyo del gobierno nacional, el de Santiváñez, los demás son privados.
Cochabamba tiene gran potencial en el sector de los servicios, pero, como en todo, nos debemos enfocar en los sectores que tengan las mayores ventajas competitivas. A mi juicio, existen cinco sectores con potencial estratégico:
a) Gastronomía, deberíamos lograr una mejora substancial en la presentación, inocuidad y promoción de este sector generador de empleo e ingresos para muchas familias del valle, una parte del camino ya fue recorrido, Cochabamba es “Ciudad Creativa en Gastronomía” nombrada así por la Unesco.
b) Salud, deberíamos lograr que Cochabamba se posicione como el centro nacional de la salud y bienestar, certificando los hospitales para diferenciarlos y asegurar su excelencia en la prestación de los servicios médicos. El objetivo debería ser lograr que los habitantes de las ciudades de territorios fronterizos con Bolivia, como Arica, Iquique, Mato Grosso, Jujuy y Puno (entre otros) vean a Cochabamba como un destino serio en salud.
c) Educación, este atractivo servicio podría potenciarse asegurando la calidad de la educación a través de certificadoras internacionales, para lograr que los bolivianos y los ciudadanos extranjeros de ciudades intermedias de países fronterizos o no escojan a Cochabamba como centro de sus estudios universitarios. En 2018, el impacto económico de los estudiantes internacionales en la economía de Chile fue de 300 millones de dólares, en EEUU fue de 45 billones de dólares. Definitivamente un buen negocio, dado que un estudiante no solo paga la colegiatura y libros, sino alquila un departamento, usa el trasporte público, come, se divierte, se viste, etc.
d) Tecnologías de la información, este negocio ya es importante para la economía de nuestro departamento, aunque mucho de este trabajo se encuentra todavía en la informalidad, habría que asegurar su desarrollo, crecimiento y formalización a través de políticas e incentivos específicos.
e) Deporte, los juegos deportivos sudamericanos disputados en Cochabamba dejaron una impresionante infraestructura deportiva, certificada por el Comité Olímpico Internacional, que podría convertirse en el centro de entrenamiento de deportistas nacionales e internacionales. El deporte, al igual que la educación tiene un efecto multiplicador exponencial en términos de generación empleos, ingresos y bienestar para las familias del valle central.
Debemos ponernos todos a pensar cual es nuestra visión y vocación de desarrollo para nuestro departamento y debemos actuar orgánica y deliberadamente. Santa Cruz la conoce, nos toca a nosotros. ¡Es ahora!
El autor es experto en desarrollo sostenible
Columnas de EDUARDO GALINDO ÁVILA