Microafectos digitales
“Oye te extraño”, “¿te puedo llamar?”, “¿cómo va tu día?”, “vi esto y me hizo pensar en ti, te paso el link”, “ya te quiero ver”, “hasta mañana, te quiero” son frases que pueden y deben ser expresadas sin miedo, en estos duros momentos.
Estamos muy acostumbrados al contacto físico, a estrecharnos la mano cuando nos saludamos, o a darnos un beso y a veces llegamos a abrazarnos. Sin embargo, desde hace meses estos gestos de afecto han quedado relegados al baúl de los recuerdos. Somos conscientes de que el contacto físico debe ser evitado, pero la medida se ha vuelto muy pesada para nuestro estado de ánimo.
Entonces, mientras esperamos el reencuentro, usemos la tecnología. No para enviar cadenas, o audios raros. Sino para hacer buen uso de la palabra. Para crear y construir. Aprendamos a tocarnos con las palabras, sin usar las manos. A colocar el énfasis en la mirada y cuando hagamos una videoconferencia, que se note. Que se note la alegría por el contacto, por la posibilidad de hablar con amigos, familiares, o con los compañeros de trabajo.
Comunica tus sentimientos. No los dejes atrapados en tu garganta o en los dedos. Deja que fluyan y broten para que se transformen en ese oportuno mensaje que llegará a quien deba llegar.
Es el momento del encuentro digital. De perdonar. De entender que lo indispensable de la vida es la salud, la paz, la familia, así como el respeto y el cuidado por el otro.
Siendo así, ¿no te animas a escribir mensajes de ánimo, optimistas, dirigidos a los enfermos aislados en los hospitales? ¿U otros destinados a médicos, enfermeras, técnicos y personal administrativo de los centros de salud? ¿O para policías y militares que están enfrentando una de las batallas más duras que les ha tocado combatir?
También les puedes pedir a tus hijos que las escriban. Luego, tómale una foto y envíala, por tu red social favorita, al tío que está lejos. O a la madrina que vive sola en su casa.
Te dejo un ejemplo de Connie Simioni “Un día, un viejito italiano me enseñó que recordar es volver a pasar por el corazón. Te invito a que, en estos días tan difíciles, intentes volver a las bases, a recuperar aquellos momentos que en tu vida te han hecho muy feliz, a recordar con el corazón. Cierra los ojos y pasa en tu cabeza como si fuesen fotografías las imágenes de esos recuerdos que te han llenado de felicidad, crea ese pequeño ritual de placer. Eso estará mejorando tu bienestar. Eso será un abrazo para tu alma, guerrer@. Ese será tu pequeño ritual de amor”.
La invitación queda. Ta vez puedas confortar a otros con tu afecto digital.
La autora es Premio Nacional de Periodismo Especializado en Banca
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER