La confianza ciudadana en el proceso electoral
Aun sin los resultados oficiales de los votos que recibieron cada una de las cinco organizaciones políticas que pugnaron por ellos, las elecciones generales del domingo representan, sin duda, un triunfo democrático.
Un triunfo cuyo logro es el mérito del Órgano Electoral Plurinacional, de cada uno de los más 6.379.644 electores que sufragaron y de los 213.590 jurados electorales, en Bolivia y en el exterior.
Como lo dijo ayer su presidente, “el Tribunal Supremo Electoral (TSE) cumplió con la exigencia fundamental de este proceso electoral, hemos tenido ayer una elección limpia, transparente, con un resultado reconocido por los actores políticos, la sociedad y la comunidad internacionales. Hemos sentado las bases de la reconstrucción de la confianza en el Órgano Electoral y en el proceso electoral”.
Esa reconstrucción de la confianza ciudadana es el resultado de un proceso que se inició, en diciembre del año pasado, con la elección de los vocales del TSE y la convocatoria a Elecciones Generales 2020.
Interrumpido por la irrupción de la pandemia de coronavirus y postergado por tres veces debido a la emergencia sanitaria, el proceso electoral pudo alcanzar su punto culminante el domingo con la participación extraordinaria de los electores que superaron su comprensible temor al contagio de Covid-19. “Hemos demostrado la vocación democrática de los bolivianos. Este 87% (de electores que sufragaron) es superior al ya muy significativo promedio boliviano de participación electoral que ronda el 80%”, apuntaba el presidente del TSE.
Esa asistencia de los electores a los recintos electorales evidencia también la voluntad ciudadana de reconstruir su confianza en las instituciones democráticas y de participar de manera activa en ese afán.
Un afán que en muchos casos significó esfuerzos, como los de aquellos electores de avanzada edad y/o con dificultades físicas para desplazarse y que votaron a pesar de no estar obligados. Esfuerzo también el de los miles de jurados electorales que permanecieron hasta nueve horas seguidas cumpliendo las funciones que les fueron atribuidas por sorteo, y el de los notarios electorales y otros personeros que participaron del despliegue necesario para la realización de unos comicios que contaron con “una observación internacional numerosa” –cinco misiones de observadores– y que han sido “una pieza clave del afianzamiento de la democracia”.
El triunfo democrático logrado por los bolivianos en los comicios de domingo tendría que prolongarse en el ejercicio del mandato que los nuevos gobernantes y parlamentarios comenzarán a ejercer en unas semanas.