El saqueo de Bolivia
En 1973 Marcelo Quiroga Santa Cruz publicó el libro El saqueo de Bolivia, en el cual presentaba y exponía cómo un sector de la sociedad boliviana cedió la explotación de nuestro petróleo a la estadounidense Gulf Oil Company y cómo, a su vez, esta cesión había corrompido el sistema político nacional; por ello, para Marcelo, la necesidad de la nacionalización de hidrocarburos era un requisito importante para garantizar el futuro de todos y todas las bolivianas desde el control de los recursos naturales.
A propósito de ello, el presidente Luis Arce en su cuenta de Twitter, en abril de 2021, escribió que El saqueo de Bolivia era un libro que la juventud debería consultar para forjar un pensamiento crítico en torno a la defensa de los recursos naturales de nuestra patria. Algo muy cierto, pero a la vez sólo demagógico, como todo lo que se escucha de nuestros políticos, ya que, para mayor prueba, basta ver el desenlace con el que terminó el conflicto con los cooperativistas mineros en el país.
Primero, de un tiempo a esta parte el sector cooperativista minero ha logrado posicionarse no sólo como un sector económico importante, sino como un sector con muchos privilegios políticos, dada su cercanía al círculo del poder popular que rodea al Gobierno. Poder que se expresa en los diputados, asambleístas, alcaldes, concejales, autoridades ministeriales, jueces, que han logrado posicionar e introducir. Por tanto, son parte de la estructura de gobierno.
Segundo, bajo aval del Gobierno, los cooperativistas han incrementado sus cuadrículas mineras, incluso en territorios, indígenas y sitios de preservación de ecosistemas, estableciendo en esos lugares, además, situaciones de explotación laboral, sexual, trata y tráfico de personas y delincuencia, así como contaminación y destrucción de la naturaleza por el uso indiscriminado, criminal e impune de mercurio.
Tercero, las exportaciones de oro por parte de los cooperativistas alcanzaron los 2.000 millones de dólares en la anterior gestión y sólo han tributado Bs 55 millones, una verdadera miseria, para las ganancias que obtienen, además de que muchas cooperativas se han aliado con empresas chinas para mecanizar la extracción, intensificando la explotación y el daño irreparable a la madre tierra.
Por último, el oro, en un contexto económico mundial inestable, es un metal estratégico no sólo por su uso tecnológico, sino también por ser una garantía económica como reserva, y en vez de guardar nuestro recurso lo estamos regalando a países extranjeros, ante el silencio cómplice de las autoridades y los intelectuales que presumen ser muy revolucionarios en sus columnas, libros y demás panfletos, para congraciarse con los que detentan el poder.
Entonces, si el presidente Luis Arce cree que el libro de Marcelo Quiroga es importante, debería en consecuencia nacionalizar el sector extractivo aurífero, porque estamos viviendo un verdadero y real saqueo de Bolivia, ante la impunidad de los revolucionarios, antimperialistas y protectores de la madre tierra que nos gobiernan.
Columnas de CÉSAR AUGUSTO CAMACHO SOLIZ