Divisiones en el MAS
La comprobación real de grupos opuestos dentro del partido gobernante nos da pie a una miraba retrospectiva de la historia política boliviana. Util partir del mastodóntico trabajo de Eudoro Galindo. El Legado Maldito arranca el germen del mal plantado por las teorías de Marx y Engels en una cita del neocomunista Heinz Dietrich, que sostenían la desaparición de la propiedad privada y un mundo nuevo de pobres felices fruto del socialismo científico que no fue más que una falacia que nunca llegó. Hoy vivimos bajo los humeantes restos del Imperio Soviético y sus remedios más conocidos China, Corea del Norte, Cuba de la mayor iniquidad que pisotea la Libertad, la Democracia, el Derecho.
Como la Segunda Guerra derrotó al totalitarismo, Berlín, Roma, Tokio y Moscú no lograron imponer sus ideas y se impuso el Capitalismo de Estado, que domina el mundo y la Nueva Política Económica que no ha sido superada hasta hoy. Eudoro Galindo, luego de desmenuzar el prolegómeno del marxismo, dedica las últimas 100 páginas de su libro a nuestro continente Sur y especialmente a la destrucción de la institucionalidad en Bolivia en manos del indigenismo sectario que, sin embargo, no logró quebrar la bolivianidad.
Saltamos los cuatro lustros vividos bajo la hegemonía del MAS, y como era de esperar estamos contemplando las divisiones que confronta en la lucha por el poder, en un accionar cada vez menos disimulable. EMA no es ni de lejos un VPE estudioso, patriota, esforzado intelectual que ejecutó la NPE con el 21060 que evitó la atomización de Bolivia y reencauzó el esfuerzo para recuperar las finanzas públicas y reavivar la economía.
Resultado de las medidas aplicadas al unísono de las fuerzas vivas, cobró brillo la explotación del gas natural que produjo una bonanza nunca vista, aunque el torrente de divisas se gastó en el derroche, el lujo, lo superfluo y especialmente en conservar el poder dentro del partido de Gobierno MAS, gracias a la burocracia más burda de la historia, el sostenimiento de fuerzas paramilitares, que son el soporte de la Administración del sucesor de Morales, el Jefe de Estado Luis Arce Catacora.
Asistimos hoy al espectáculo bochornoso de la lucha por el poder dentro del MAS. Por el momento son dos extremos: ”evistas” y ”arcistas” se disputan las primeras planas de los medios con acusaciones recíprocas de narcotráfico, de corrupción, de mal uso de los recursos públicos, de manipular la justicia y perseguir a los oponentes que se atreven a mostrar su desacuerdo con el desgobierno. La pelea no cesa y ofrece mayor agresividad que el resto de la población rechaza y condena.
Columnas de MAURICIO AIRA