Víctima de Pica: “Por muy abusados que hayamos sido, somos hijos de Dios”
“Ser abusado a mis 12 años fue duro, callarlo y tratar de mantener en silencio…”, así comienza su doloroso relato una de las víctimas del sacerdote Alfonso “Pica” Pedrajas cuando estudiaba en el colegio Juan XXIII de Cochabamba. Ratifica y confirma otras versiones que señalan la existencia por años del encubrimiento de autoridades de la Compañía de Jesús —en sus distintos niveles— a los actos de pederastia que cometía el religioso y que dejó decenas de adolescentes (ahora adultos) ultrajados.
Pasaron 40 años y esta persona que habló con Los Tiempos aún se pregunta: “Por qué me tocó a mí, por qué tengo que luchar y sufrir en silencio”.
Al recordar lo que pasó a lo largo de su adolescencia mientras estudiaba becado en una de las unidades educativas más prestigiosas en su tiempo, solloza y se lamenta.
“Un compañero mío, el primer año, no aguantando y con tanta presión, se quiebra y en un grupo de cinco o seis compañeros, nos cuenta todo lo que vivió. Yo levanto la voz y digo hay que denunciar esto ante la Compañía (de Jesús)”; sin embargo, señala que a su corta edad se dio cuenta “de la organización que tenía la Iglesia”.
Pero no sólo recibió la espalda de las autoridades religiosas, sino que fue amenazado por el mismo Pica. “Recibí las represalias de parte de este sujeto (Pedrajas), decirme que me calle, que no es bueno para mí seguir hablando porque además él tenía la autoridad y que dependía de él mi retorno al colegio el próximo año”.
En ese tiempo (1970), cientos de adolescentes de todo el país se sometían a evaluaciones para ganar una beca para salir bachiller del Juan XXIII. Sin embargo, esta persona no se imaginaba el precio que pagaría por tener el privilegio de ser un “juancho”.
Recuerda que el sacerdote justificaba sus abusos señalando que “Dios es amor, que como él era sacerdote y había hecho votos, no podía tener relaciones con mujeres, pero lo hacía con nosotros (adolescentes) para expresar de alguna manera su amor y cariño”.
A más de una semana de haber estallado el escandaloso caso del padre Pica y del encubrimiento de personeros de la Iglesia, gracias a la publicación del diario El País de España, esta víctima decidió denunciar públicamente la pesadilla que vivió por años.
“Ni mis padres lo sabían, más que una hermana solamente se dio cuenta, pero con el amor que me tiene nunca me enfrentó, sólo ahora que ya me abrí hablamos abiertamente y me dijo que lo sabía siempre. Ella estuvo siempre a mi lado, apoyándome de una u otra manera con mucho amor, con mucho cariño que lo necesité”.
Cuestiona a la Iglesia católica por dejar de lado a las víctimas de abusos sexuales y violación, y tratar de “maquillar a la Compañía de Jesús”.
“Ni una palabra de aliento y decir hijos míos… porque somos también hijos de Dios, por muy abusados que hemos sido, seguimos siendo hijos de Dios, yo creo más hijos de Dios que estos fariseos malditos que son sepulcros blanqueados. Más nada”.
Señala que por varios años vivió una “crisis profunda”, pero dice que después renació “mi fe, no en las personas, no en las instituciones, en Dios”.