Los muros internos de Bolivia
Se debe al presidente Donald Trump el haber puesto en mesa un tema polémico que lo suponíamos ya olvidado, como ese del muro de Berlín, de hace un cuarto de siglo. ¿Se acuerdan? Con una barrera quisieron dividir a Alemania. Los chicos malos del otrora “Cortina de Hierro” fueron los artífices de ese “muro de la vergüenza”. Si se los menciona todavía hoy, es sólo para repudiarlos de nuevo.
Cuando alguien nos arrebata un bien, recién nos damos cuenta de que lo teníamos. Esa es la miseria paradójica del hombre que habita este planeta, aun sabiendo que no hay otro para escoger. Y se ufana todavía de inventar y perfeccionar instrumentos de devastación masiva, para destruirse con mayor rapidez. “En el hombre existe mala levadura —dice San Francisco, en Motivos del lobo, de Rubén Darío—. Cuando nace viene con pecado. Es triste”. Es probable que los ateos en Tiquipaya desconocían esa alegoría del poeta.
En cambio es evidente que alrededor de un millar de turistas, dizque de 43 países, se reunieron en lo que se dio en llamar “Conferencia Mundial de los Pueblos por un Mundo sin Muros hacia la Ciudadanía Universal”. Muy bonita expresión por cierto, encierra una sutil alusión al magnate que quiere construir el muro del siglo XXI en la frontera con México. ¿Esos ecos del patio trasero del imperio llegarán a los oídos de Trump? ¡Quién sabe! Para que el viento no se lleve todo, se tomó la fotografía oficial y se difundió una declaración. Los congresos, las cumbres y las conferencias mundiales no sirven para otra cosa, pero cuestan una friolera de los verdes. En titulares de primera plana, Página Siete reveló que el MAS gastó Bs 70 millones en siete cumbres.
El muro hecho símbolo tiene muchas caras. El bloqueo que impide transitar libremente es una de ellas; es el pan amargo de cada día, la brutalidad hecha ley. Es un crimen de lesa humanidad el cerrar caminos y calles, el hacer llorar a los damnificados porque a veces por falta de auxilio se muere el enfermo o condenar al hambre a los viajeros. A ese muro se suele sumar la complicidad pasiva de los que juraron cumplir y hacer cumplir la ley. Muro es también la actitud que planea desconocer la voluntad del soberano, la mentalidad retrógrada que prohíbe investigar la verdad… Esos son los botones; hay muchos otros.
No es menos muro eso que Chile utiliza para impedir el acceso al mar. Es también muro ese que en lugar de abrir espacios para el diálogo siembra de obstáculos el camino. Y por supuesto que lo es la insensata conducta de cerrar con mano propia las puertas del Pacífico. Por la “cultura de encuentro” que invocó el Santo Padre, y en homenaje al “mundo sin muros ni barreras”, debía suprimirse el muro del exilio forzoso para que vuelvan a su patria y a su hogar los perseguidos políticos.
El autor es escritor, miembro del PEN Bolivia
Columnas de DEMETRIO REYNOLDS