Mansitos
En el tema del pasaje de transporte público dentro el radio urbano, los mansitos del Concejo Municipal están a punto de ceder ante los despropósitos de micreros, colectiveros, trufistas, con algunos “compadrazgos y comadrastras” de por medio, a falta de argumentos e iniciativas que permitan racionalizar y reordenar este mal servicio.
A la concejal Rocío Molina se le ha escuchado decir por la tele que solo restaba firmar la resolución para que rija la tarifa de dos bolivianos el pasaje. Las juntas vecinales, han dicho que resistirán cualquier subido del precio. Los transportistas de esos sectores, “federados” y de “transporte libre,” se alistan para presionar, con paros bloqueos y suspensión de sus servicios. Al final de cuentas, este un sector de “trust” empresarial, que ejerce y controla el monopolio de transporte de pasajeros, y como tal cree poder hacer lo que les venga en gana.
Hay que licitar la explotación comercial de las rutas de transporte de pasajeros dentro del radio urbano. El gobierno municipal más que estar facultado, esta obligado por ley a regular este servicio de la forma más racional que pudiera; Ley General del Transporte Público, No. 165, Art. 17, Inc. c), Art. 22, Incs. a), d), e), Art. 27 al 30 y otras conexas, Ley No. 031,Marco de Autonomías y Descentralización, Art. 27, Art. 96, Inc, VII. La misma Ley Orgánica del Gobierno municipal establece directrices en materia de transporte público de pasajeros.
No parece complicado licitar. De hecho no lo es. Lo único que hace falta es una decisión política. Esta acción devolvería el control del transporte público a manos del municipio, hoy en manos de los transportistas. Ellos dibujan las rutas por donde quieren ir, suspenden sus servicios en los horarios que les conviene, se trenzan a palos y piedras cuando invaden rutas, se disputan las calles como si fueran de propiedad de ellos. Descongestionaría las calles de tanto vehículo de servicio público, El gobierno municipal asumiría su rol de planificador del transporte en todas sus dimensiones. Disminuirían los abusos y la prepotencia de los choferes.
Estos choferes no pagan por el uso de nuestras calles, pavimentadas y empedradas con nuestros impuestos. Por el contrario se aprovechan de la ausencia de políticas para lograr pingues ganancias. Gozan de toda clase de privilegios, desde la subvención del gas y la gasolina, los impuestos. Cuando venden sus vehículos, cobran un “derecho de llave”, que oscila entre los once mil dólares, en la ruta Quillacollo-Cochabamba, ocho a nueve mil dólares entre Sacaba y Cochabamba, entre cuatro y tres mil dólares hacia Tiquipaya, en cuantías que van de los ocho a los dos mil dólares en las rutas urbanas, según el flujo de pasajeros. No pagan doble aguinaldo, se escudan los “altos costos” de mantenimiento de sus vehículos, que no pasan de ser chatarras mal reconstruidas para servicio de transporte de pasajeros.
Los mansitos del Concejo, no se atreverán a tocarles, menos en esta temporada preelectoral. Tienen amarrados compromisos políticos. Es la suerte nuestra.
El autor es periodista
Columnas de JAIME D’MARE C.