Medicamentos “criminales” y salud pública
Ante el gravísimo problema de la falsificación de medicamentos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reaccionado y creó un Sistema de vigilancia y monitoreo de productos médicos de calidad subestándar y falsificados (GSMS) al cual tienen acceso los países miembros, incluido Bolivia.
Por lo que informa el organismo, es bastante lo que se avanzado tanto para concienciar sobre el daño irreparable, en muchos casos, de estos medicamentos, así como para notificar a los Gobiernos, acerca de los más de 1.500 casos de productos sospechosos.
Basado en estimaciones del 10 por ciento de medicamentos de calidad inferior y falsificados, un ejercicio de modelización desarrollado por la universidad de Edimburgo estima que entre 72 mil y 169 mil niños pueden estar muriendo cada año por neumonía debido a antibióticos de calidad inferior y falsificados. Un segundo modelo realizado por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres estima en 116 mil las muertes adicionales debidas a la malaria por el uso de fármacos falsificados.
Ante la indefensión en la que nos encontramos los que a diario consumimos medicamentos, ¿qué ha hecho el Gobierno para mejorar los protocolos de control en toda la cadena de adquisición de medicamentos, tanto de las alcaldías como de los seguros médicos, que deben lidiar con cadenas de suministro complejas y son una puerta de ingreso para los falsificados?
Macroeditora de Doble Click y OH! de Los Tiempos
Columnas de Elizabeth Arrázola