Las sorpresas de YPFB
Desde hace casi medio siglo (1972), a través de YPFB exportamos gas natural a nuestros vecinos. Hemos suscrito y cumplido tres contratos a largo plazo (20 años) y cinco de corto (uno a tres años). Eso nos hace el país latinoamericano con más experiencia en el comercio internacional de gas natural y no deberíamos sufrir ninguna sorpresa desagradable. Pero, lamentablemente, esa no es la realidad.
Primero, Argentina nos exigió y aceptamos un pago de más de cuatro millones de dólares por no haber entregado volúmenes de gas estipulados en el contrato. Hace un par de meses, tuvimos un cargo similar por parte de nuestro principal cliente, Petrobras, por 130 millones de dólares. Lo sorprendente es que YPFB no cuestionó el monto, tan sólo señaló que sería pagado por las empresas contratistas productoras en el país y, rápidamente, con sus fondos, pagó el total de la obligación.
Desagradable sorpresa que hayamos incumplido con nuestro mejor cliente y además cuesta trabajo ver que YPFB tenga la suficiente disponibilidad de fondos para hacer el pago de un monto tan alto. No son numerosas las empresas que cuentan con fondos en su presupuesto como para hacer este tipo de pagos. Pero ahí no terminan las sorpresas.
El tiempo del GSA ha concluido, pero YPFB continúa entregando gas en la frontera brasileña, entre 15 a 20 MMm3/d, ¿A quién?, ¿Bajo qué condiciones?, ¿A qué precio? y ¿por cuánto tiempo?
Estimado lector, siguen las sorpresas: YPFB no ha mostrado preocupación por la terminación de su contrato con Petrobras. El resto del gobierno tampoco. Ser proveedor de gas natural al mercado más grande de América Latina tiene connotaciones geopolíticas que no se deben ignorar.
Ahora, la última. Las autoridades del sector anuncian que está a punto de comenzar la “internacionalización de YPFB” con el establecimiento de unidades de negocio en Perú, Paraguay, Argentina y Brasil.
Los actuales directivos de YPFB estiman que, basados en la experiencia que tiene la empresa en la distribución y comercialización de GLP, y la instalación de redes domiciliarias de gas, se podría montar unidades de negocio en los países vecinos para que desarrollen esas actividades. Una de las resoluciones del gabinete binacional Perú -Bolivia es que YPFB, aliado con Petroperú, podría desarrollar esas actividades para la utilización del gas natural cuando esté presente en las diferentes ciudades de ese país.
Por otro lado, en Brasil se ha determinado una política de cambios regulatorios en el uso del gas natural. Se ha decidido evitar la presencia de actores monopólicos, como lo es hasta la fecha Petrobras. Esta empresa estatal dejará de tener control en el gasoducto Bolivia-Brasil, se le limitará la importación de gas y debe deshacerse de su propiedad en las compañías distribuidoras estaduales.
El gobierno brasileño estima que con la mayor presencia de otros actores, que no sean monopólicos, el usuario final podrá gozar de precios más reducidos que los actuales.
Parecería que YPFB no comprende el sentido de las reformas en la comercialización del gas natural en Brasil. Por lo tanto, es muy poco probable que YPFB pueda tener una oficina de negocios en ese país para ejercer cualquiera de esas actividades que, de acuerdo a la regulación de todo país, sería tener una posición dominante. Lo similar pasara en Perú, cuando haya gas natural disponible, y también si se tiene gas natural disponible en Paraguay. En Brasil y Argentina existen muchos millones de usuarios atendidos por varias compañías privadas que no tienen posición dominante por no ser productoras ni transportadoras de gas natural.
Además de esas limitaciones que le esperan a las oficinas de negocios de YPFB, vale la pena hacerle unas reflexiones, fruto de la experiencia de apertura de oficinas transnacionales. Primero, toda empresa que pretende tener una oficina transnacional debe ser una empresa con “bolsillos hondos y grandes”. La aparición de una empresa estatal de otro país crea alrededor de esa repartición la imagen de ser una empresa “gringa” y eso conlleva a altos gastos extraordinarios.
Se indica que se espera que sean unidades de negocio que no pierdan dinero y que, más bien, al contrario, puedan convertirse en fuentes de ingreso. Eso parece poco probable.
El autor es ingeniero petrolero y analista energético.
Columnas de CARLOS MIRANDA PACHECO