Cirugía mayor
El 10 de noviembre de 2018, con motivo de la efeméride potosina, la entonces ministra de culturas, Wilma Alanoca, llegó a la Villa Imperial a transmitir un episodio de su programa Revolución Cultural, que se emitía por Bolivia TV, uno de los instrumentos de ideologización del MAS.
Me pidió que habláramos de mis libros, pero yo le propuse que mejor nos ocupemos de Potosí, la ciudad que, según los sesudos ideólogos de la “revolución cultural” –no el programa sino el proceso– era el epítome del colonialismo en América.
Le hablé de los qaraqaras, chichas, chuis, lipes, killakas, charkas y otras naciones que vivían en el territorio, hoy potosino, siglos antes de la llegada de los españoles y le expliqué que el lugar donde hoy está la Villa Imperial era un inmenso santuario natural dedicado a la waka p’utuxi, el hoy llamado Cerro Rico. “Potosí no es colonial –le dije– y, por tanto, no es colonialista y no necesita descolonizarse”.
Me oyó, pero no me escuchó. Movía la cabeza afirmativamente pero no me entendía. Y le dije lo que le dije porque, meses antes, ciertas autoridades de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB) habían intentado implementar un cambio museológico en la Casa de Moneda para quitarle su supuesto “contenido colonialista”.
Hoy, Wilma Alanoca ya no es ministra y está refugiada en la embajada de México junto a Juan Ramón Quintana y otros ilustres masistas. Su paso por el ministerio de Culturas, y su consiguiente influencia en la FCBCB, fueron nefastos para la cultura boliviana que se politizó como nunca antes en su historia.
Las designaciones, los cargos y la administración misma de la cultura se politizaron al extremo que tenían que responder al criterio “descolonizador” de los profetas de un colonialismo que ni ellos sabían explicar. Quizás por eso, la cúpula centralista del MAS odiaba a Potosí, porque la consideraban “la mayor expresión del colonialismo español”.
En diciembre de 2019, la lúcida Lupe Cajías aconsejó al entonces nuevo Gobierno “recuperar las instituciones culturales” en su columna semanal, “Desde la Tierra”. “Hay que emplear cirugía mayor en la Fundación Cultural del Banco Central, sobre la cual hemos escrito en otras oportunidades, y no repetiremos las denuncias acumuladas contra varios de sus ejecutivos”, publicó entonces.
Ha pasado un mes y la cirugía mayor no se aplica. Es más… ni siquiera se ha preparado el quirófano, aunque ya se ha elegido a tres médicos para esa delicada tarea.
Ahora que pasó la crisis de gabinete, es hora de poner los bisturíes a la obra.
El autor es periodista, Premio Nacional en Historia del Periodismo
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA