Demos la cara al planeta
La declaración del 2do Congreso Internacional “Resiliencias Frente a la Crisis Climática”, organizado la semana pasada por la Universidad Católica Boliviana en Santa Cruz, reafirma el compromiso de todos los actores involucrados en la búsqueda de soluciones integrales y solidarias frente a la crisis climática, destacando la importancia de la participación colectiva de todos, sin exclusión alguna, en la propuesta de soluciones concretas, desde la particularidad de cada contexto, en un lenguaje común y accesible para todos.
Con este manifiesto concluyó este importante evento de carácter nacional que convocó investigadores de universidades públicas y privadas, representantes de instituciones del Estado, empresas, organizaciones civiles, en un intenso intercambio de conocimientos y experiencias en torno a la, cada vez más preocupante, crisis ambiental que experimentamos a escala mundial.
La interpelación a todos los actores es uno de sus principales rasgos, en oposición a la visión reduccionista que apunta sólo a las grandes industrias o los grandes Estados como los responsables del deterioro ambiental. “Todos” supone esos y los demás actores que participamos de este modelo económico extractivista que prioriza el crecimiento económico para la satisfacción de necesidades reales o creadas, como el status o el “disfrute irresponsable” de bienes materiales.
Destaca la participación colectiva, porque no se trata de soluciones aisladas de sujetos en situación de poder solamente, sino de personas organizadas por identidad o intereses locales, regionales o globales, que están conscientes de las causas y consecuencia de la crisis, no solamente en sus vidas particulares, sino también en sus contextos más amplios.
Desafía a proponer soluciones integrales que consideren aspectos sistémicos y multidimensionales de los ámbitos económicos, políticos, sociales, en miradas holísticas que visualicen aspectos relevantes y las relaciones entre ellos. Demanda enfoques inter y transdisciplinarios en la investigación científica que se delega a las universidades. Esto supone el diálogo de saberes entre los conocimientos científicos y los tradicionales de las comunidades. Vivimos tiempos de construcción colectiva del conocimiento.
También exige coordinación entre diversos sectores emplazados a participar en la construcción de acciones resilientes, con el único interés de contrarrestar los efectos de los cambios climáticos en perspectiva sostenible, de modo que se tomen medidas duraderas, efectivas y sin consecuencias adversas al medio ambiente y sus habitantes. Esto es un cambio de mentalidad frente a las plantas, a los animales, al agua y la naturaleza en general.
Destaca la importancia de trabajar desde cada contexto socio cultural, con los recursos disponibles y en función de la cultura desarrollada por las comunidades locales en conexión con lo global. Propone trabajar sin excluir a ningún actor y sobre todo pensando que el humano es una especie más que habita el planeta. No es el dueño predestinado a dominarla destructivamente y sin contemplación, como lo viene haciendo en muchas de sus prácticas. El humano debe relacionarse y dialogar no solamente con las plantas y animales, sino también como las montañas, los astros y el agua, tal como profesaba Luis Salazar, a quien se le rindió homenaje en diversos momentos como un actor comprometido con el cuidado integral de este vital elemento, cuya sabiduría debiera ser una de nuestras guías para seguir caminando.
Se hizo referencia la importancia del uso de un lenguaje común entre todos los actores, para garantizar la construcción colectiva de soluciones y para que el conocimiento producido sea accesible para todos los sectores de la población. El intercambio y la reflexión fueron altamente valiosos en cuanto a proyección y optimismo, en un tiempo en el que se ha hecho común la auto proclamación discursiva de “defensores” del medio ambiente, acompañada de un comportamiento irresponsablemente contaminante y depredador. “Es hora de trabajar Estado-Universidad-Sociedad para darle la cara al planeta” fue la fórmula propuesta para este camino necesario para el presente y el futuro.
Columnas de MARCELO GUARDIA CRESPO