Más desastres, menos recursos
“El aumento continuo y creciente en el tipo, número, impacto y recurrencia de los desastres y del riesgo que los antecede ha sido la tendencia dominante de los últimos 20 años. Como resultado, se ha ido ampliando la brecha entre las pérdidas y daños y los recursos y capacidades para enfrentarlos, reducirlos y evitarlos, comprometiendo la sostenibilidad del desarrollo”, señala el último informe realizado por la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Riegos de Desastres (Undrr, por sus siglas en inglés) en América Latina y el Caribe, publicado hace pocos días.
“Los desastres afectan de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables y vulneradas, destacando la afectación a las personas más pobres, excluidas y marginalizadas”, señala el documento, y agrega que mientras los desastres son cada año más frecuentes e intensos, los recursos para reparar los daños y atender a los afectados disminuyen.
Son realidades que estamos viviendo ahora en Bolivia, donde, de acuerdo con el último informe del Viceministerio de Defensa Civil las intensas lluvias causaron afectaciones en más de 109.000 familias en ocho departamentos del país, 23 muertes y 332 viviendas destruidas, y más de 650 afectadas.
Todo ello es consecuencia de precipitaciones pluviales cuyo volumen, en algunos lugares, han superado los de décadas como en Sucre, Cochabamba o La Paz.
Y tal como lo enuncia el informe de la Undrr, en el Bolivia “estamos viendo que los recursos económicos para atender a los damnificados van a ser insuficientes, por la dimensión de los desastres que está viviendo el país”, alertaba el fin de semana el Viceministro de Defensa Civil.
Pero no se trata sólo de recursos insuficientes para atender las emergencias sino de escasa inversión en las capacidades para reducirlos, enfrentarlos y evitarlos.
“Los países siguen dando prioridad a la inversión en respuesta y recuperación en lugar de la prevención”, señala el informe. Y el jefe de la oficina regional de la Undrr señala que “el 78% de la inversión se va a responder tras el desastre”. Eso parece una incongruencia, pues “se estima que es entre cuatro y siete veces más caro reaccionar que prevenir”, agrega el experto.
Si bien el informe de la Undrr hace énfasis en la poca inversión de los estados en la reducción del riesgo de desastres, menciona con similar atención la necesidad de acciones prospectivas que “Evitan o limitan nuevos riesgos a futuro” y que son “en gran parte mecanismos suaves, de gobernanza y control”.
Entre esas acciones está la “planificación territorial y del uso del suelo”, cuya aplicación eficiente evitaría catástrofes como la de Takoloma, en Cochabamba, donde un barrio entero está colapsando, pues las casas fueron edificadas en un terreno inhabitable debido a sus condiciones geológicas.