Feudalismo cocalero fuera de control
En los últimos 20 años, pero sobre todo desde la llegada de Evo Morales al poder, el Chapare ha ido convirtiéndose gradualmente en una especie de republiqueta independiente o un feudo para ser más precisos, donde las fuerzas de seguridad del Estado no tienen entrada.
Los sucesos de hace unas semanas, con dos efectivos de Umopar heridos por narcotraficantes que usaban armas de fuego de alto calibre y de cocaleros munidos de armas blancas, demuestran que en la zona imperan la ley de la selva y la desinstitucionalización.
No es para nada ajeno a esto el hecho de que el presidente del Estado continúe siendo, al mismo tiempo, cabeza principal de las seis federaciones de cocaleros del Trópico de Cochabamba.
También hay que remarcar que el auge del narcotráfico en esa región se da en el marco de una nueva legislación, promovida por el oficialismo, que duplicó la cantidad de hectáreas de coca permitidas. Blanqueo de cultivos excedentarios que ha merecido cuestionamientos de parte de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
Hemos llegado a la catastrófica actualidad, donde las transnacionales del crimen organizado hacen y deshacen a su gusto en el territorio central del país, en alianza con las bases cocaleras del partido de gobierno.
En octubre tenemos la oportunidad de desalojar del Gobierno a los “barones de la coca”. Para esto hará falta un liderazgo político decidido y no las vacilaciones de quienes ya pasaron por el Gobierno y no estuvieron a la altura de los desafíos históricos. A no equivocarse.
Senador del Estado Plurinacional de Bolivia
Columnas de CARLOS PABLO KLINSKY