Entre ladrones y rateros
No encuentro mis putos lentes y sólo leo encabezados. A lo rebuscado de que me acusan habrá que añadir alguna redundancia, ya que por flojo no los buscaré. No será la primera vez de que sólo los titulares den para comentarlos sardónicos.
La tragicomedia política actual trajo a la memoria la película francesa Rififí (1955), que hace “muuchísimo tiempo” celebré como un bien elaborado filme de robo a una joyería, que dirigió Jules Dassin. En la coyuntura actual del retorno mediante las urnas de regímenes “izquierdistas” en varios países, da para rezar que no sobrevengan más desilusiones, como los que ocurrieran con uno que otro “salvador de la patria” (comentario con fondo de mi nietecita de cuatro añitos cantando en su inocencia su celebrada “Viva mi patria Bolivia, una gran nación…”).
En efecto, la substracción del celular de Evo Morales trajo a colación a los monos sabios: uno cieguito, otro mudito y el tercero sordito, en esta tierra de milagrosos misterios “pachamamescos”. ¿Qué hacía “el Chony” con un trinquete coreano de penúltima generación?, tal vez dirá el jefe policial quizá días antes de que le corten la cabeza. Fue pista inexplicable de indagación “a fondo” desatada en torno al tema, cuya importancia motivó formaciones de policías “yo no fui”, relegando a mineros “auríferos” que resisten normas contra alguna “ley del oro” por ahí. ¿No era más sencillo cargar a “gastos reservados” la nueva versión gringa de un “celu” para Evo?
El curioso apareo del robo “a lo Rififí” del celular, con otra, ¿otra?, marcha de los “chuteros” de automotores contrabandeados, recordó otra “legalización” que pronto ocurrirá: la de los autos “chutos”. No se quejen las importadoras de automotores, que también tienen su historia. Amén de mecánicos y comerciantes de repuestos. La filmación de un capo policial en una transacción delictuosa fue resuelta con su destitución, y todos felices comiendo perdices con el proceso al capitán cuentero que denunció el negociado. La “técnica” del Instituto Boliviano de Normas y Calidad (Ibnorca) en su acuerdo cooperativo con Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) será un sello atestiguando que las sales bolivianas son mejores que las importadas de Chile, por lo menos para los adobes que lamen las vacas benianas. Astucia sospechosa la de cruceños carnavaleros y yungueños cocaleros; pero el Estado avanza e instala oficinas en tierras avasalladas; sólo falta que legalicen invasiones cocaleras en el parque Amboró. Esto de los subcontratos con empresitas fuleras origina desfases como el de la doble vía en Chimoré, donde la contratista titular pide un segundo anticipo. Pillaron otro coimero en la Agencia Boliviana de Carreteras (ABC), yo iluso de que las juntuchas corruptas habían acabado con la muerte de un amigo y la revelación de los emails podridos en Caminos. Cómo, si ahora se ha incrementado la importación de combustible superando al año 2021. Total, vivimos en un merengue donde este año fugaron dos reclusos de la cárcel y otro salió libre de su celda en limusina.
Aunque sea consuelo de tontos un mal de muchos, algo de solaz podemos sentir con un ex presidente golpista en Estados Unidos; quizá fan del mal hollywoodense de los súper héroes, propone que un súper árbitro dirima a su favor los traslados ilegales de documentos sensibles a Mar-A-Lago, solución recomendada al reclamo boliviano de acceso al mar robado por Chile, ahora que La Paz no dará el gusto de Puerto Busch a los cambas. Tampoco el mandamás obeso de Hungría se acuerda de los tanques soviéticos en la bella Budapest de los años 50, hoy que anda de ñañas con Putin y espera que la Unión Europea (UE) le afloje fondos de auxilio financiero. De todas maneras, sin necesidad de misiles Vladímir tiene a los europeos sufriendo inflaciones y tiritando con el invierno sin gas ruso.
¿Quién se comió mi queso?, diría un jurista plagiador. No queda más que plagiar “lero, lero, bandolero”, el país está nomás entre ladrones y rateros, rima que tal vez me hace poeta galardonado.
Columnas de WINSTON ESTREMADOIRO