Tiempos difíciles, respuestas valientes
La ciudad sede de gobierno de Bolivia, La Paz, iniciaba esta semana con la amenaza de los cooperativistas mineros de prácticamente sitiar la urbe por reclamos varios, muy rechazados por el común de la población; sin embargo, no es el único frente que debe encarar un Gobierno que ya no tiene un soporte sólido por la división interna del partido/instrumento político que lo llevó al poder. Todo hace prever que se avecinan tiempos difíciles.
Estos cooperativistas, es decir empresarios, ya no son los obreros —la vanguardia revolucionaria— que reclamaban sus derechos como trabajadores. Piden pagar menos impuestos e ingresar a más territorios para explotar fundamentalmente oro, una actividad poco controlada que está contaminando de forma terrible tierras y ríos. En este grupo productivo no hay mujeres y su mundo es muy masculinizado, lo que significa la necesidad de demostrar “ser macho”, siendo violento de considerarse necesario y, además, mostrar desprecio a todo lo que sea o se asemeje femenino. Este es un frente.
Antes de hablar de otros frentes, hay que recordar que este Gobierno es fruto de la unidad de las organizaciones sociales (aglutinadas principalmente por grupos cocaleros, el campesinado en sus dos organizaciones de hombres y mujeres, los llamados interculturales, los sindicatos agrupados en la Central Obrera Boliviana, entre otras) tras el llamado Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP). Esta unidad hizo posible superar la crisis de 2019 y volver al control del aparato del Estado.
La división actual en dos fracciones lideradas por Evo Morales y Luis Arce Catacora, que buscan ser candidatos a toda costa, no sólo pone en riesgo una reelección del MAS-IPSP, ya que la división llega también a las bases obligadas a posicionarse, sino que ya afecta a la gobernabilidad y a la toma de decisiones para enfrentar situaciones críticas que con un apoyo social mayoritario serían mucho más fáciles. Un ejemplo es la no aprobación en el Parlamento, por votos en contra desde el mismo partido, de la ley que establecía la no prescripción que los delitos relacionados con pederastia (delitos fundamentalmente masculinos).
Entre los frentes que hoy son una amenaza está el cambio climático, con una sequía que ya afecta a siete de los nueve departamentos del país y está poniendo en riesgo el alimento de no sólo de las familias campesinas productoras, sino también el abastecimiento en las ciudades. Ya se habla de racionamiento de agua en centros urbanos y en los mercados se observa menos abastecimiento y precios más caros, pese a que hasta ahora Bolivia ha sido en Latinoamérica el país con la menor inflación, registrando a septiembre un 2,85% anual y un acumulado del 1,5% según el Banco Central. Son principalmente las mujeres las que tienen que hacer maravillas para llenar la olla y alimentar a la familia.
También se prevé un panorama económico complicado por la reducción de ingresos debido a la caída de las exportaciones de gas, lo que pone en serias dificultades de seguir subvencionando los combustibles. Dejar de hacerlo, se lo tiene previsto para 2024, implica un incremento de precios generalizado y una crisis social por ello. Menos posibilidades de llenar la olla.
Se prevén tiempos difíciles y se requieren decisiones valientes y la valentía no es propiedad de los hombres, para nada, si uno se fija bien en asuntos de importancia son las mujeres las “valientas”. Es hora de que se acaben estas peleas de machos por el poder, que se producen a costa de toda la población.
Evidentemente, el enfrentamiento político es parte de la democracia; sin embargo, éste debe ser ideológico contra quien piensa distinto y quiere aplicar otras políticas y no “práctico” por manejo del poder, pese a quien pese. Si no hay acuerdos resolutivos y responsables, que haya renuncias ya que en segunda fila hay muchas mujeres que, seguramente, peor no sabrían hacerlo.
Columnas de DRINA ERGUETA