La lluvia, una oportunidad
Aunque muchas veces la lluvia suele asociarse con desastres, como las inundaciones, también puede ser una oportunidad para almacenar este recurso tan indispensable para la vida. Sin embargo, son pocas las iniciativas que se dedican a capturar este líquido.
La falta de políticas que incentiven la cosecha de agua de lluvia hace que mucho de este recurso se desperdicie y que cause problemas y hasta estragos como vías anegadas en pleno centro de la ciudad.
Aún no hay consciencia plena de que cada gota cuenta en un mundo donde las sequías con cada vez más duras. De ahí que acopiar el agua de las precipitaciones, ya sea de manera individual o colectiva sea importante para asegurar el acceso al agua.
La cosecha de lluvia no es una práctica nueva, sino antigua, que era practicada de forma ancestral, quizá, de forma precaria, pero con el objetivo de asegurar el líquido vital para consumo humano, los cultivos y los animales.
Se dice que, en la antigüedad, en la región andina, se construían qochas o lagunas artificiales para aprovechar la temporada de lluvia y acopiar la mayor cantidad de agua.
Sin embargo, en la actualidad esta práctica se ha abandonado de manera comunitaria e individual, pues son pocos los barrios, colegios, casas y centros que tienen sistemas para capturar el agua de lluvia.
Sólo algunas escuelas cuentan con el Sistema de Captación de Agua de Lluvia (Scall), que es el sistema por el cual se colecta, conduce, almacena y trata el líquido para su aprovechamiento.
Una muestra de la falta de políticas para incentivar la cosecha de agua de lluvia son las inundaciones en las zonas urbanas, donde la mayoría de las casas tiene conectado su desagüe pluvial a la red de alcantarillado, que no está diseñado para resistir la presión de miles de litros en las tuberías.
El Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa) denomina a esta práctica “conexiones cruzadas”, pero no es más que el mal uso del alcantarillado.
A nivel local, existen ejemplos de escuelas que instalaron sistemas de cosecha como la unidad educativa Nataniel Aguirre, que conectó dos tanques con una capacidad de 52 mil litros de agua, la cantidad suficiente para dotar de agua a la escuela durante nueve meses. La iniciativa se replicó en más establecimientos educativos en los municipios de Cercado y Arbieto.
Sin embargo, se trata aún de iniciativas aislada y no masivas para aprovechar el agua de lluvia. Sólo algunas casas cuentan con este sistema, principalmente, para regar sus jardines.
Los beneficios de la “cosecha” son varios, como garantizar el acceso al agua, reducir el costo del servicio de la red pública y disminuir la presión sobre el sistema de alcantarillado.
Es necesario contar con políticas públicas que fomenten la cosecha de agua de agua de lluvia no sólo como parte de la gestión para reducir el riesgo de inundaciones, sino como una medida para atenuar el cambio climático.