Seis nombres para no olvidar
Hoy se cumple una semana de una de las páginas más negras de la historia reciente del país: la emboscada en Llallagua, donde murieron tres policías y un colegial a manos de bloqueadores, presuntamente penetrados por el narcotráfico. También falleció otro policía en Confital con explosivos pegados al cuerpo y un campesino, por un disparo en la vía, al occidente.
En el funesto 11 de junio, en la emboscada de cientos de bloqueadores del sector evista que pedían el registro de su candidato para las elecciones de agosto de 2025, murieron violentamente los subtenientes de Policía Carlos Enrique Apata Tola y Brayan Jorge Barrozo. El primero fue víctima de la furia incontenible de los bloqueadores, que no tuvieron piedad y dejaron sus restos en un río. En tanto, el segundo murió de un impacto de bala, atribuido a los francotiradores que se apostaron estratégicamente en los cerros para impedir que un convoy de policías llegue a Llallagua.
El subteniente Christian Calle Alcón era parte del contingente que desbloqueaba la ruta de Cochabamba al occidente del país, cerrada por más de 10 días. Su vida se apagó violentamente, tras ser secuestrado, torturado y ejecutado en Confital.
El sargento primero Jesús Alberto Mamani Morales, un bombero del grupo Caracoles que trabajaba en Potosí, murió en la emboscada del Ayllu Chullpa, cuando iba a desbloquear la ruta a Llallagua. Fue secuestrado y martirizado. Es recordado, además, como un defensor de los perros, ya que salvó a muchos del abandono y el maltrato. También socorría a familias necesitadas.
El estudiante Vladimir Aguilar Choque, que cursaba quinto de secundaria en el colegio Siglo XX América, murió por las lesiones que sufrió durante una golpiza, pero también por la falta de atención. En su caso, el miedo a ser perseguido o identificado pudo más que la urgencia de acudir al hospital.
Su trágico final es una muestra del protagonismo de los estudiantes y los universitarios en la resistencia al bloqueo que asfixió por casi 12 días al municipio. En los videos que circulan en las redes sociales se observa a los jóvenes salir primeros para enfrentarse a manifestantes armados con piedras, armas y hasta dinamitas.
Se incluye en la penosa lista a Cornelio Franco Ramírez, un comunario de Arque que participaba en las movilizaciones del sector evista y que murió por un impacto de bala. De momento, se conoce que fue alcanzado por un proyectil de un rifle, pero este no corresponde a un arma reglamentaria de la Policía o de las Fuerzas Armadas.
Más allá de los resultados en la justicia, la realidad es que son seis vidas que se apagaron y que se trata de seis personas que merecen ser recordadas. Tenerlas en la memoria ayuda a que la historia no se repita, pues la vida debe respetarse por encima de todo.