¿Para qué Naciones Unidas?
Esta semana, como todos los años, se lleva a cabo la Asamblea General de Naciones Unidas (NNUU) en Nueva York. Durante una semana, las 193 naciones que son parte de este organismo internacional, debatirán sobre los temas actuales más importantes.
La Asamblea General número 73 será presidida por primera vez por una mujer latinoamericana, María Fernanda Espinosa, de Ecuador. El tema propuesto por ella para este año no podía ser más certero: “Hacer que las Naciones Unidas sean relevantes para todas las personas”.
Este organismo se encuentra en una especie de crisis existencial ya desde hace tiempo. Cuestionado y lesionada por Donald Trump, problemas económicos y algunos escándalos, parece que el declive de Naciones Unidas estuviera ahora en proceso acelerado.
Al igual que otros organismos internacionales sufre de un aparato burocrático sobredimensionado. Además, muchos gobiernos aprovechan para “estacionar” a compañeros de partido y/o familiares en altos cargos de NNUU, sin cualificación alguna.
Pero lo peor es que su organismo más importante, el Consejo de Seguridad, decepciona casi a diario. No logra resolver grandes conflictos o guerras. No ha podido mitigar o terminar la cruenta guerra en Siria, ni tampoco la de Yemen. La guerra en Ucrania sigue y los conflictos abundan. En siete años de guerra siria, Rusia vetó todo intento de solución. Decisiones importantes, que podrían salvar vidas, quedan en la nada.
Varios intentos de reforma han fallado una y otra vez. Sobre todo, el Consejo de Seguridad no refleja el mundo actual y requiere de más diversidad de opinión. En cambio, en la Asamblea General hay más equidad, todos tienen el mismo poder de voto. Cada país, por más grande, pequeño, poderoso o debilitado económicamente que esté, vale igual.
Por eso y porque la humanidad no tiene otro foro con la misma capacidad de promoción de diálogo que éste, NNUU sigue siendo de vital importancia. No existe otro organismo internacional de este nivel, en el que todos son bienvenidos y todos hablan con todos, a pesar de sus diferencias.
Organismos regionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Africana (AU), la Liga Árabe y otros, también son importantes para el diálogo. Pero ninguno logra juntar a todos, con todas sus diferencias, en un mismo lugar, al mismo tiempo.
Un caso actual que muestra la relevancia de esta organización es lo que está pasando en Guatemala. La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) es un organismo establecido entre NNUU y Guatemala. Esta comisión ha hecho su trabajo tan bien, que ahora el Presidente se quiere deshacer de ella. Pero la población guatemalteca está en contra. Teme que si se va, nadie velará por sus derechos, ni trabajará en hacer justicia y combatir la corrupción. Esto ha llevado a Guatemala a una crisis de Estado con final aún abierto.
También de alta relevancia es el pacto global de migración adoptado hace unos meses por los estados miembros de la ONU. Con la excepción de EEUU, todos los países se comprometen a aumentar las vías para la migración regular, a mejorar la protección de los migrantes y a garantizarles servicios básicos. Es la primera vez que el tema de migración es negociado a tan alto nivel y de manera tan minuciosa por todos los Estados de la ONU. En épocas de alto flujo migratorio en todo el mundo, un acuerdo como éste, defiende los derechos humanos de los migrantes. Tener un espacio para debatir sobre este tema es crucial.
Por casos como estos es tan importante fortalecer, en vez de debilitar, a NNUU. Recordemos que la fundación de la organización fue fruto de la peor guerra que hubo jamás. La meta de NNUU fue, y sigue siendo, evitar que vuelva a suceder un conflicto de esa magnitud. Perder una entidad como ésta sería fatal. Todos aquellos países que creen en el multilateralismo deben defenderlo y a los principios en los que se basa.
La autora es politóloga y fue alta asesora política del vice-presidente del Parlamento Europeo.
@gkdavalos
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