Sorpresa y desacuerdo…
Joseph William Loney
Escribo para expresar mi sorpresa y desacuerdo sobre las conclusiones publicadas por el Sr. Fernando Avendaño en su artículo, “Sobre adultos mayores o adultos menores” de fecha 18 de agosto de 2019.
Estoy muy de acuerdo que cada persona puede y debe expresar su preferencia por el nombre y/o adjetivo que le llama, clasifica o describe. Hace poco tiempo, por ejemplo, el Presidente Morales expresó su preferencia que le dijeran “Compañero Presidente” en vez de “Señor Presidente.”
El autor opina que, si le cae la desgracia y no puede ver, que le diga “ciego” en vez de persona con discapacidad visual. Bueno, es su preferencia. Lo que falta en su análisis, sin embargo, es más esfuerzo para comprender la preferencia de cada persona y entender las razones para el uso del término, “persona con discapacidad visual.”
Desde mi experiencia de haber colaborado por muchos años con personas que no ven, no caminan y no pueden oír, por ejemplo, no encuentro a personas quienes me digan que prefieren que les diga “cieguito”, “invalido” o “sordito”. Cada uno me expresa su deseo que les llamen por su nombre y no por la clasificación común o popular de su discapacidad. Cada uno es un ser humano, digno de ser tratado con equidad, respeto y comprensión.
A su segundo punto, no es esencial que se sobreentiende que la persona no capaz de ver es persona. Lo que queremos es dar énfasis al hecho de que, a pesar de su discapacidad, sigue siendo un ser humano. No queremos reducir su valor a una sola característica. Entonces, si tenemos que hacer referencia al hecho de que es un ser humano que no puede ver, le decimos que es persona con discapacidad visual.
Finalmente, y lo más triste para mí, es la conclusión del autor expresada en las dos últimas frases. “Quien inventó estos términos? Que me lo traigan para darle una patada en su región glútea.” El autor le invita al lector de traer a las personas en desacuerdo con su preferencia de terminología para que ellos reciban una patada. Vivimos en un mundo con muy poca tolerancia y respeto para lo diferente. Vivimos en un mundo con mucha invitación a la violencia y uso de la fuerza para lograr sus metas. Quiero que mis hijos vivan en un mundo de respeto y aceptación de las diferencias. Si fuera escrita como chiste, es de muy mal gusto y desconocimiento de la actualidad.
Columnas de BUZON DE LOS TIEMPOS