Responsabilidad
Un aplauso de pie para Edgar Mamani, quien –en su centro de robótica educativa My Maker House– ha capacitado a su hijita Elyn y a los niños Saúl Estrada, Arham Escóbar, Enya Tordoya, Jarys García y Emir Mamani para que puedan crear aplicaciones y video juegos como el Repairing the world (Reparando el mundo), que funciona cuando alguien mete una botella de plástico y, al introducirla, en la consola aparece una carita feliz que avisa que se puede jugar y activa los controles.
El último fin de semana presentaron una app denominada Ñawi en el hackaton #PorTodas #NiUnaMenos GP4Tech, una iniciativa que promueve la prevención de la violencia contra la mujer. Se trata de una pulsera que al activarla envía una alerta a los celulares, donde esté instalada, e informa que la persona está siendo víctima de un hecho de violencia.
Recordemos, como dice el embajador Jeff Glekin, que una de cada tres mujeres será golpeada o abusada sexualmente al menos alguna vez en su vida, de ahí que desarrollar una app como Ñawi sea un acierto.
Por otro lado, la telefónica Tigo ha capacitado a 200 mil mujeres, del área peri-urbana y rural del país, con habilidades tecnológicas mediante su programa Mujeres Conectadas.
La empresa dice que el empoderamiento de la mujer a través del uso de la tecnología e Internet permite que puedan incorporar herramientas que faciliten y efectivicen sus tareas cotidianas. Además, las mujeres que son parte del programa tienen acceso a un crédito a través de Crecer IFD para que puedan potenciar su negocio o idea de emprendimiento que quieren hacer realidad.
Estas son tareas responsables. Por un lado, se tiene a mujeres empoderadas que están aprendiendo a usar la tecnología a su favor y, por el otro, a niños y niñas que están usando la tecnología para crear instrumentos que ayudan a cuidar al medio ambiente y a las mujeres.
¡Acciones concretas como estas se necesitan a gritos! Para, de alguna manera, hacer frente a un flagelo que azota a nuestro país: el feminicidio y que ya suma 28 casos en Bolivia, en lo que va del año.
Necesitamos llegar a casa enteras, vivas, y saber que allí seremos felices.
Es urgente, además, crear una materia en la currícula escolar que enseñe la prevención de la violencia, no para aprender a defendernos, sino para que hechos violentos no sucedan jamás. No es suficiente enseñar valores, repetirlos hasta el cansancio y evidenciar que el hermano mayor ha pegado a su hermanita porque no le ha dejado jugar ====Fornite===. Es necesario llegar a la raíz del problema, cortarlo y empezar a vivir en una sociedad que garantice a las mujeres una vida libre de violencia.
La autora es magíster en comunicación empresarial y periodista.
Twitter @MonicaBriancon
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER