Gracias
Es seguro, cuando los demás nos disponemos a dormir, en esta misma ciudad y en todas las del mundo, enfermeras y enfermeros siguen ejerciendo su labor humanitaria. Justo frente al balcón del edificio donde vivo se divisan inmensos ventanales de una clínica y desde esta distancia observo la misma escena siempre: gente que no ha parado de trabajar, equipos médicos, de enfermeras y enfermeros, en un vértigo que se ha vuelto habitual, van incesantemente por los pasillos, entran y salen de las salas de emergencia.
En los medios de comunicación audiovisuales sucede lo mismo, vemos imágenes parecidas a las de cualquier latitud del mundo: un grupo unido aplaude tras los barbijos, ven a pacientes recuperados marcharse y, sin embargo, el festejo dura poco, porque la pandemia apremia. El 12 de mayo se celebró el Día Internacional de la Enfermería, una labor que en tiempos de pandemia toma un relieve fundamental y visibiliza la importancia de enfermeras y enfermeros y también visibiliza cómo, en este contexto, no siempre hay un reconocimiento y respeto a quienes juegan ese papel fundamental. No es desconocido que en nuestro país el personal de salud sufre constantes actos de violencia y acoso, actitud que es incomprensible, pero a veces o más veces de lo que nos gustaría, somos peor que la misma pandemia.
La celebración de este día tiene mayor visibilidad, sobre todo, en estos momentos donde el miedo y la incertidumbre nos respiran en la nuca. Estos profesionales son sujetos clave en una de las emergencias médicas más dramáticas de los últimos tiempos. El Día Internacional de la Enfermería se celebra en ocasión del aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, quien es considerada la fundadora de la enfermería moderna. Biografías sobre Florence afirman que su modelo de atención al paciente se orientaba a preservar la energía vital valiéndose de la propia naturaleza para lograr la sanación.
Ignacia Zeballos Taborga fue la primera enfermera boliviana, nacida en el municipio de Warnes, ella fue una heroína boliviana que participó en la Guerra del Pacífico y se desempeñó como enfermera, participando junto a las tropas de Bolivia y Perú, finalizada la guerra fue declarada Heroína Benemérita de la Patria
Y es así la vocación de servicio de quienes trabajan en los hospitales del país, enfermeras y enfermeros que están en la primera línea de riesgo y que aun así retornan a sus fuentes de trabajo cada día, por ello merecen sobradamente todo el reconocimiento y respeto, el apoyo y no la estigmatización o el maltrato. Desde esta columna deseo brindar un inmenso e inagotable: gracias, a nuestras enfermeras y enfermeros.
La autora es escritora
Columnas de CECILIA ROMERO