Desvío de combustibles
La Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y la Policía Boliviana dieron este martes lo que ya comienza a llamarse “el mayor golpe” al desvío de combustibles en el país. Se trata del descubrimiento y posible desmantelamiento de una banda criminal que se dedicaba al acopio y reventa de diésel en la ciudad de El Alto,
En dos meses, este grupo irregular logró desviar 3,6 millones de litros, entre gasolina y diésel oil, lo que generó al Estado un daño económico de 15 millones de bolivianos. En tanto, la banda, en la que estarían implicados al menos seis surtidores, obtuvo una ganancia ilícita de 25 millones de bolivianos, según cálculos de las mismas autoridades del sector.
El volumen desviado es equivalente a casi un mes y 15 días del consumo del municipio de Cobija, capital del departamento de Pando, que —según datos técnicos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB)— tiene un consumo promedio diario de 42 mil litros de gasolina y 43 mil de diésel.
Todos estos hechos saltan a la palestra pública mientras decenas de vehículos se apostaban a los surtidores ocasionando largas filas y provocando la psicosis colectiva de la población (propietarios y no propietarios), en tanto que las instancias de Gobierno no paraban en insistir que la provisión de combustible que se distribuye en los surtidores debería ser más que suficiente para todo el parque automotor del país.
El golpe perpetrado este martes contesta en buena medida las preguntas de la población sobre la presunta escasez de diésel y gasolina y confirma, de alguna manera, la versión del Gobierno de la especulación de hidrocarburos. Y, por supuesto, enfurece al resto de la población, que descubre parte de la causa de la escasez de combustibles.
La reventa de los 3,6 millones de litros de combustibles acopiados, entre 10 y 15 bolivianos el litro, generó unos 40 millones de bolivianos, menos el valor del diésel y la gasolina subvencionados, queda como saldo 25 millones de bolivianos de ganancia ilícita para el grupo delictivo
Eso sí, queda en mesa otra pregunta: si pese a todas las medidas de seguridad y de control es posible desviar tanta cantidad de combustible en el país, ¿cuántos casos más como éste existen en el país de los que no tengamos conocimiento? ¿Es tan sencillo burlar lo que considerábamos una rígida vigilancia de la ANH? Bueno, al menos se devela un caso, que, según explican, tomo meses de seguimiento.
El tema, por último, trae a la mesa el debate de si amerita conservar la política de subsidios a los hidrocarburos que tanto costo ocasionan al Estado. ¿No será hora de eliminar este beneficio de modo paulatino? Finalmente, ya sabemos qué destino tiene todo este stock subvencionado.