Color y espacio. La comprensión de la posimagen para combinar colores
Texto: Texto: Alfonso Claros U.*
“La ley de la teoría de los colores es la ley que rige el funcionamiento del órgano de la vista” (Harald Küppers).
En nuestra percepción del mundo exterior, casi nunca se ve un color como es en realidad, como es físicamente. Este hecho hace que el color sea el más relativo de los medios que emplea el arte, mencionaba el alemán Josef Albers en ese libro sobresaliente La interacción del color.
Sin duda, el ojo humano experimenta algún tipo de placer al ver los colores, independientemente de la forma o de cualquier otra cualidad del objeto que los exhibe, y esta sensación se modifica lentamente porque nuestra visión se fatiga.
El color omnipresente como es se lo considera como inevitable y, curiosamente, no suscita el interés de la mayoría de las personas. Nos afecta emocionalmente, hace que las cosas sean cálidas o frías, provocadoras o simpáticas, excitantes o tranquilas. Empero entender el color es añadir una dimensión a la vida.
Como mencionaba Küppers líneas arriba, si queremos entender el color, tenemos que entender nuestro órgano de la vista; sus particularidades y principalmente el área fisiológica donde uno de los fenómenos más importantes que existe es la llamada “posimagen” (imagen posterior). Esto nos invita a reflexionar sobre nuestro aparato visual y darnos cuenta de que, si estimulamos nuestra visión con un solo color, podemos crear después otro color en nuestra mente. Nuestro sistema visual parece que está “esperando” el complemento —color opuesto— de todos los colores que vemos.
Si el lector mira este círculo rojo fijándose en la pequeña cruz negra al centro durante 60 segundos y posteriormente pasa a ver la pequeña cruz de la derecha, verá un color azul-verdoso (un color que crea la mente del observador). Y que es exactamente el color opuesto o contrario. A esta particularidad visual se llama posimagen
La sensación de color que se verá después del pequeño experimento es el color azul-verdoso de la imagen. Por este motivo, las paredes y los vestidos de una sala de operaciones son de un color que neutraliza la imagen consecutiva azul-verde. En efecto, el campo operatorio fuertemente iluminado tiene como dominante el rojo. Cuando los cirujanos levantan los ojos podrían aparecer manchas azul-verdosas en el entorno. Sin los vestidos y las paredes son azul-verdosas, las imágenes consecutivas serán neutralizadas.
Pero al margen de lo anecdótico de este maravilloso experimento que nos permite conocer exactamente el color opuesto de cualquier color; puede aplicarse en forma muy pertinente y funcional en arquitectura e interiorismo para conseguir resultados aún mejores de combinación de colores.
Porque se conoce que, en la combinación de colores, cuando se toma la decisión de utilizar el área de un color, casi necesariamente aparece la urgente necesidad de encontrar el opuesto para equilibrar los espacios de color.
Es muy conveniente tener una organización espacial con las tres coordenadas y las respectivas dimensiones del color. El sistema Uzqueda es susceptible también a subdividirse geométricamente para otras posibilidades combinatorias de color. Especialmente la infinitud de posibilidades con los colores opuestos.
La inmensidad del cielo y del océano se acomodan al espíritu que busca la tranquilidad a través de una sensación de infinidad: su majestad y su grandiosidad han dotado a este color de un carácter noble.
Es como un juez de paz de los colores: frío, preciso, ordenado. El azul apunta al reino de lo trascendente. Y, por supuesto, al cielo. Los colores del material ladrillo y madera aportan con su calidez al ambiente.
En este interior se puede apreciar la aplicación funcional del fenómeno de la “posimagen” porque aparecen dos colores opuestos, el azul-celeste en la pared y el naranja-amarillo en el ladrillo y maderas.
El color verde-amarillo de la pared es el color más reposado y está en un área dominante con dos toques de colores opuestos que parecen equilibrar este espacio simple de descanso. Se visualiza la ubicación de los colores en el hexágono de los colores y sus respectivos triángulos. El efecto de la posimagen es la mejor herramienta para encontrar el color opuesto requerido.
*Docente de la asignatura Color de la UMSS