Colapso mundial
La pandemia del Covid-19 es la más devastadora que hayamos conocido. Nada que ni usted ni yo, ignoremos.
La única agradecida es la madre naturaleza que ha dejado de ser contaminada y maltratada por el hombre, su peor enemigo.
Como nos advirtió Merkel, fue “el mayor desafío” que haya conocido Alemania desde la Segunda Guerra. Me permito decir que ha sido el mayor desafío no sólo para Alemania, sino que para el mundo.
Ni los países más ricos y desarrollados han demostrado estar preparados para afrontarla. Se ha comprobado su falta de protección médica y social para ayudar a sus habitantes. Una evidencia vergonzosa, cuando su primer objetivo es proteger a sus ciudadanos.
EEUU, el país que más muertes ha tenido, no contaba ni con los medios porque Trump, en su proyecto de presupuesto de este año, propuso más gastos en defensa y la construcción del absurdo muro que los separa de México a costa de recortar programas sociales como Medicare.
Desde el inicio de la pandemia, se han contagiado casi tres millones de personas, han fallecido más de 340 mil, aunque afortunadamente se han recuperado más de dos millones, según la universidad Johns Hopkins.
Aparte de que están muriendo por doquier, la economía mundial se está yendo al tacho. Esta es la peor crisis financiera mundial desde la Depresión de 1929.
Todo se traduce en que si no hay demanda, no hay oferta. Y lo serio será que aquella no se recuperará de la noche a la mañana, ni las cadenas de distribución porque la gente sigue muy asustada.
El Covid-19, causó la debacle de los mercados de valores internacionales golpeando el precio de las acciones y los bonos. El precio de los hidrocarburos –el parámetro más significativo en términos económicos– bajó. Una caída no vista desde los años 90.
Si antes de la pandemia el precio por barril llegaba a cerca de 54 dólares hoy llega a apenas 34,3.
Cuando el coronavirus atacó, a los productores de petróleo les costaba más almacenarlo que venderlo, por tanto, llegó a cotizarse a precios negativos.
Se estima que el PIB mundial caerá este año en un 3%, según estimaciones del FMI. En torno al desempleo, según la OIT, casi la mitad de la población económicamente activa está en riesgo de perder sus fuentes de ingreso. El turismo, que significa el 10% del PIB mundial disminuirá este año del 1 al 3%.
El crecimiento de Bolivia en 2020 estaba estimado en un 2%, con la pandemia, la economía decrecerá en el 2%. Por esto es recomendable cumplir con las reglas de la cuarentena.
Los países han tomado medidas. En Bolivia, gobierno de Áñez ha diferido el pago de las cuotas de los préstamos bancarios por el lapso de seis meses y ha dado liquidez a los bancos para que coloquen créditos a las empresas con el fin de que no despidan a sus empleados.
El Gobierno, asimismo, está distribuyendo bonos para los sectores más vulnerables que son los ancianos, los discapacitados, los trabajadores informales y los niños.
La pobreza aumentará. Según Oxfam (una agrupación internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales, que realizan labores humanitarias en 90 países) entre el 6% y el 8% de los habitantes del planeta podrían caer en la pobreza, mientras los gobiernos paralicen la economía para frenar el Covid-19.
Los organismos internacionales de crédito están ayudando a los países en vías de desarrollo a paliar la crisis.
Desgraciadamente vivimos en una sociedad de consumo y no de la cultura del ahorro. Se estima que la economía mundial se demoraría entre cuatro y cinco años en recuperarse.
Se cree que la vacuna salga al mercado a principios del próximo año. En tanto el mundo vivirá atemorizado y tomando las precauciones necesarias para no contagiarse, caso contrario es posible que se presente otra.
La autora es escritora y periodista
Columnas de VERÓNICA ORMACHEA