Los absurdos de la nueva cuarentena
Realmente las autoridades del Región metropolitana de Kanata (gobernación y alcaldías) han demostrado tener una incapacidad absoluta para tomar decisiones con el criterio adecuado que corresponde ante la pandemia:
1. En casos de emergencia se debería haber actuado inmediatamente, pues no tiene explicación lógica alguna el haber retrasado la fecha de cuarentena, que debió haber comenzado el 24 de junio y no el 29. Ellos aducen que los entes municipales y la gobernación requerían más tiempo para preparase, excusa absurda pues bastaba con una declaración inmediata para que la gente no salga de sus casas siendo que la policía y las FFAA están en estado de alerta constante y fácilmente podrían haber retomado el control del transporte y movilización de la población.
2. Otro absurdo es la duración de 10 días de la cuarentena (del 29 de junio al 10 de julio). De acuerdo con la OMS, el Centro de Control de Enfermedades de EEUU y de todos los expertos en epidemiología, el tiempo de incubación de la Covid-19 es de 14 días como mínimo, por lo tanto la cuarentena rígida debería durar dos semanas, a fin de que su control sea el más adecuado tal como lo han hecho en todos los países del mundo y también lo dictó el gobierno central al principio en Bolivia.
3. En cuarentena rígida la mejor forma de facilitar el abastecimiento de alimentos a la población ha sido a través de los mercados móviles tal como se ha demostrado en el pasado reciente; por lo tanto, eso de permitir únicamente los días lunes y martes (decisión para satisfacer a los comerciantes) de funcionamiento de los mercados va a causar un congestionamiento bárbaro e innecesario que aumentará el peligro de contagio. Además, que los comerciantes puedan salir a vender sus artículos de primera necesidad de acuerdo a la terminación del número de sus cedulas de identidad es un mamarracho completo cuando es un servicio fundamental para abastecer a la población.
4. Otra estupidez de marca mayor (que no necesita mayor explicación) es suspender las entregas a domicilio por delivery, implementada solamente para calmar las amenazas del transporte público y Aramco.
Finalmente, tanto la gobernación de Cochabamba como las alcaldías han estado actuando de forma descoordinada e improvisada provocando la saturación de los centros hospitalarios, lo cual está ocasionando, a su vez, que la gente se esté muriendo hasta en las calles. En esas decisiones han primado los cálculos políticos más que las medidas de control sanitario basadas en las recomendaciones técnicas de los profesionales en salud. Por ello, es necesario y urgente que el gobierno central vuelva a retomar su rol primordial y constitucional para el control sanitario a nivel nacional, en coordinación con las gobernaciones departamentales y los municipios del país ante la grave situación real de la pandemia en Bolivia.
El autor es doctor en economía
Columnas de CARLOS A. IBAÑEZ MEIER