“Racistos”
Esto debió ser en enero de 2016. Conversaba con mi amigo Ulianov. Era inevitable hablar del inminente referéndum, para permitir la elección a perpetuidad del caudillo fugado.
—Ernesto, ¿ya decidiste? ¿Votas por el sí o por el no?
—Votaré en contra, Ulianov, porque...
—Por racisto... Si votas por el No es porque no quieres que mi amo supremo se presente a elecciones... y si no quieres eso es porque no lo amas, y si no lo amas es por racisto. Es lógico.
—Para empezar, ¿por qué dices “racisto”?
—¿Me vas a decir cómo tengo que hablar? Obvio, te crees superior por tu tono de piel, por racisto.
—A ver, Ulianov... no parece buena idea modificar la constitución sólo para dar gusto a un sátrapa degenerado. Está clarísimo.
—¿Por qué dices “clarísimo”? Estás diciendo que lo claro es mejor que lo oscuro, ¿ves que eres racisto?
—No... Estoy diciendo que hay serio riesgo para nuestra democracia, ya bastante maltratada, si toda la maquinaria del Estado se usa para concentrar el poder en una sola persona... Está cla... digo... evidente como el día.
—¡Ajá! Prefieres el día porque la noche es negra... por racisto.
Nuevamente constataba la tragedia del sistema educativo boliviano, capaz de producir seres como Ulianov...
—A ver, Ulianov, estás partiendo erróneamente de la premisa de que soy “racisto”... ¿no deberías probar esa afirmación o mostrarme algún indicio de que lo soy?
—Mmm... dime tú, ¿eres racisto, Ernesto?
—No lo creo.
—¿Ves? Sólo un racisto negaría que es racisto.
—Entonces, si votara por el Sí, ¿dejaría de ser racisto?
—Ahí pensaría que sólo lo haces para ocultar tu racismio... pero no me opondría.
Y ahí preferí cambiar de tema. Tenía claro (¿o debo decir oscuro?) que Ulianov estaba perdido para la razón, sentido común y cualquier pensamiento medianamente ordenado.
Columnas de ERNESTO BASCOPÉ