Ambulancias en la mira
El asalto a una ambulancia de la Caja Nacional de Salud (CNS), que según la información oficial transportaba tres policías heridos y personal sanitario, el viernes por la noche en un punto de bloqueo en el municipio de Vinto, significó un quiebre en la dinámica de los conflictos sociales. ¿Por qué se llegan a situaciones de tanta violencia?
La ministra de Salud, María Renée Castro, lamentó que un grupo de policías heridos que era trasladado al Hospital Obrero No. 2 de la CNS fuera atacado por unos manifestantes que interceptaron la ambulancia, en el sector del puente Khora.
Respondiendo a versiones acerca de que la ambulancia se usaba con otros fines, como llevar agentes químicos, aseguró: “Salvo que me dijeran que los barbijos son explosivos, las jeringas son gases lacrimógenos, lo que transportaban las (ambulancias) eran simplemente medicamentos. (…) Las ambulancias transportaban insumos y medicamentos para la atención. En las imágenes se ven las cajas con barbijos y hay un botiquín rojo más que contenía medicamentos e insumos”.
Aunque las víctimas fueron rescatadas, la ambulancia terminó volcada y quemada en medio de las barricadas. Sin duda, se trata del asalto más violento a un vehículo de ese tipo, pero no es un hecho aislado, debido a que en los conflictos estos son a menudo hostigados y enfrentan dificultades para pasar por los puntos de bloqueo.
Las actitudes violentas no sólo representan un atentado a los derechos de las víctimas, sino a los convenios y principios mínimos de convivencia aun en situaciones de guerra. En conflictos más fuertes siempre se tiende a respetar a aquellos que buscan salvar vidas. Las ambulancias, equipadas de una sirena inconfundible y una cruz roja o un símbolo de la salud, son refugios intocables. Sin embargo, muchas veces, se convierten en objetivos o blancos de uno de los bandos en conflicto.
El ataque a estos motorizados se constituye en una violación al Derecho Internacional Humanitario (DIH). Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos establecen la protección del personal y el material sanitario. El DIH es claro: el personal médico, las ambulancias y los hospitales gozan de protección especial. Atacarles no solo es un acto de barbarie, sino una violación de los derechos humanos.
Lo establecido en esos acuerdos internacionales pretende establecer un mínimo de humanidad, incluso en las peores situaciones de conflicto armado en el mundo. Hay que recordar que médicos, enfermeras y ambulancias no distinguen entre bandos. Su misión es salvar vidas, sin importar el color, la militancia o si es un civil o un uniformado. Son un símbolo de que, incluso en los momentos más oscuros, la compasión y la ayuda humanitaria deben prevalecer sobre la hostilidad. Es importante investigar a fondo lo ocurrido, en Vinto, para sentar un precedente que evite que estos atentados se repitan.