Piedra molida para absorber CO2
La idea no es nueva, pero llevarla a cabo sí lo es en un mundo que sabe que la reducción del dióxido de carbono, CO2, de la atmósfera se hace cada vez más necesaria, en parte porque las emisiones industriales del ese gas aumentan sobre todo en el mundo desarrollado, y porque regiones de foresta amazónica, para nombrar solo una, no solamente de Brasil, continúan siendo deforestadas por razones de lucro agrícola-ganadero en detrimento de la humanidad.
El reto es mantener el aumento del promedio anual de la temperatura de la Tierra en dos grados centígrados lo que no es fácil… aunque hay un método que puede ayudar. Según A. Rathi, de Bloomberg News, se trata de enhanced rock weathering (ERW), aclimatación ampliada de rocas, en español, procedimiento que consta en moler basalto para esparcirlo en grandes extensiones de tierra a fin de que absorba CO2 de la atmósfera. La cuestión por el momento es el costo.
David Beerling, director del Centro Leverhulme de Mitigación del Cambio Climático, de la Universidad de Shieffield, Reino Unido, dice, en un artículo de la revista científica Nature===, citado por Bloomberg News, que en condiciones bien trabajadas, el cometido ERW tiene que surtir efecto sobre todo si se lo aplica en escala… ya que puede llegar a absorber entre 500 y 2.000 millones de toneladas métricas de CO2 a un costo que varía entre 80 y 180 dólares por tonelada métrica, lo que concuasa con el precio del carbón de las décadas venideras, según las estimaciones del Banco Mundial y en línea con las metas del acuerdo climático de París.
El basalto es una roca común volcánica (como la piedra pómez y la obsidiana) de color negro verdoso, compuesta generalmente de sílice, hierro, calcio, magnesio y aluminio. El proceso funciona ¡ojo! granulando basalto en pedazos algo menores que la sal de cocina, para luego esparcirlo en el campo; la tierra absorbe esos minerales que luego decantan en las capas acuíferas restándoles acidez lo que hace, según los entendidos, que absorban CO2 del aire que luego es consumido por microorganismos marítimos conocidos como fitoplanctones que, a su vez, ingieren el CO2 y que, al morir, se dice que descienden al fondo del mar y con ellos el CO2 que consumieron.
Además, se puntualiza que los beneficios se extienden a la agricultura ya que el sílice y el hierro nutren la tierra lo que, se estima, mejora los cultivos que de por sí también absorben CO2 mientras que las sales de calcio, magnesio y aluminio reducen nada menos que la acidez del campo. Se asegura que la acidez es un problema que aqueja hasta el 40% de la superficie cultivable del mundo. El estudio no aborda echar el basalto molido en barbechos que, si bien reduciría el CO2, se estima que no ayudaría al cultivo.
Se explica también que experimentos de ERW en gran escala se llevan a cabo en Australia, Malasia, EEUU y, aunque los resultados finales tardarán unos años, los hay preliminares que son alentadores. Ahora bien, los costos de ERW son iguales e incluso más baratos que los de enterrar CO2 capturado de plantas de generación de electricidad con biomasa, o los de filtros industriales de purificación de aire. De todas maneras, en costos es difícil competir con la capacidad de las forestas en absorber CO2; de ahí que la reforestación y la regeneración agrícola sean importantísimas.
Y, desde luego, importante también es pedir que los países amazónicos tomen más conciencia de su obligación de preservar y hasta ampliar la foresta amazónica no solamente por razones atmosféricas y biocientíficas, sino para que nuestros hijos y nietos tengan aire puro que respirar.
El autor es miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua, jvordenes.wordpress.com
Columnas de JORGE V. ORDENES-LAVADENZ