Buscando el equilibrio urbano
En Bolivia, la institucionalidad no ha establecido aún un consenso cardinal sobre el desarrollo sustentable y las modalidades de intervención que viabilicen estrategias nacionales, regionales y locales, orientadas al logro de niveles de sustentabilidad urbana metropolitana; no ha diseñado formas integrales de evaluar su comportamiento, y, por tanto, su tratamiento no es una cuestión principal en las políticas públicas.
Un modelo regional debe ser organizado en función de establecer objetivos de desarrollo urbano metropolitano que mejoren las condiciones de habitabilidad urbana, organicen el manejo urbano y suburbano a gran escala previendo fases de crecimiento y densificación, considerando el impacto de las medidas para la planificación del suelo, la expansión urbana, el crecimiento de redes de urbanización, modificaciones de redes viales, índices de prosperidad, polarización socioespacial, sobreexplotación de recursos, u otros efectos que reflejen la calidad de vida de las poblaciones urbanas.
El caso concreto de Cochabamba traspone límites municipales reflejando características peculiares, aunque no necesariamente de un proceso eficiente de metropolización. Da cuenta de una alteración de los modos de vida habituales y la producción de un modelo territorial complejo, donde la nueva estructura va conformando espacios polimórficos con condiciones de exclusión social, segregación residencial y nueva marginalidad.
Este fenómeno marcado por el consumo indiscriminado de recursos naturales —que se acerca peligrosamente a un sobregiro ecológico—, y por la ocupación fragmentada de suelos de alto valor productivo o de superficies afectadas por riesgos naturales, determina un modelo un crecimiento urbano disperso con asentamientos de baja densidad, y una marcada disimilitud de distribución espacial para una población dividida en una diversidad de zonas residenciales.
Se develan con mayor precisión problemas ya instalados anteriormente en su territorio y relacionados con la urbanización creciente, con tendencia a la dispersión urbana, creando variados subcentros urbanos y periferias dentro del extenso y complejo sistema metropolitano. El patrón urbano, más vinculado con redes y flujos e indefinición de una expansión policéntrica, refleja un aumento de la mancha urbana y una elevación en los costos de provisión de servicios; ampliación de la suburbanización y periferia; invasión del paisaje natural y de áreas rurales estableciendo un borde difuso entre ambas; transformación del uso del suelo; reducción de la interfaz; baja calidad de vida de la población; e insuficiente gestión de los gobiernos subnacionales. En síntesis, revela la ausencia de un proyecto de ciudad sustentable debilitando las condiciones de habitabilidad.
Es obvio que en la ciudad de Cochabamba ya no es posible atender la problemática sólo a escala municipal, debido a su condición demográfica y falta de planificación paralela, por lo que resulta imperativo planificar la escala regional con participación conjunta y consensuada entre Estado, sociedad civil y agentes económicos, de manera de consolidar un proyecto de ciudad metropolitana como parte del compromiso por alcanzar la sustentabilidad.
Sin embargo, las particularidades de las ciudades conformantes de la región metropolitana hacen poco probable la evaluación de la sustentabilidad de éstas considerando un modelo exacto como una fórmula única para determinar su estado. Tampoco será viable establecer redes de ciudades sustentables que consideren el modelo como exclusivo y absoluto, sino que su planteamiento será posible a partir de conocer las problemáticas especificas municipales emergentes de sus propios comportamientos. Inmediatamente, será imperativo incorporar en las mediciones problemas comunes de la región metropolitana.
La importancia de mejorar el comportamiento urbano postula la generación de elementos determinantes para su valoración, a partir de la aplicación de instrumentos integrales capaces de establecer su dinámica, ejercitar su comparabilidad interna y en algún momento global con otros períodos temporales, y, fundamentalmente, crear criterios orientadores para un desarrollo urbano sustentable. Todo ello mediante la complementariedad con los usos de suelo e interacción con los subsistemas ecológicos, la reducción paulatina de la segregación socioespacial; y la consideración de un modo adecuado de movilidad, como medios de fortalecimiento en el mediano plazo para el equilibrio del territorio intermunicipalmente, y entre centro y periferia.
El autor es Ph.D. en arquitectura y estudios urbanos, mkquiroga@gmail.com
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