Pescadores protegen al delfín rosado en la entrada a la Amazonía
Hace ocho años, la vida de una veintena de pescadores como Flaviano Guevara (44) cambió en Puerto Villarroel, en el trópico de Cochabamba, así como su percepción y sentimientos hacia los bufeos (Inia boliviensis), que habitan en los ríos de la entrada a la Amazonía boliviana, una de las ecorregiones con más biodiversidad y reserva de agua dulce del mundo.
Al recorrer por los afluentes donde se hallan los bufeos, el pescador recuerda que antes se enfrentaban a los delfines por los peces, ya que el cetáceo es endémico de los ríos de la región amazónica de Bolivia y busca cardúmenes para alimentarse, pero ahora son aliados en su conservación. Además, protegen y respetan su hábitat: el río Ichilo, que llega al Mamoré, parte de la cuenca del Amazonas.
Contó que se dedica desde hace 28 años a la pesca en el trópico y hasta 2015 se capturaba a los bufeos para usar su carne como carnada para atrapar peces carroñeros como el blanquillo (Calophysus macropterus), con mayor demanda en los mercados. La matanza se está revirtiendo con educación ambiental y el cumplimiento de la Ley 284, que declara al bufeo como Patrimonio Natural del Estado y vulnerable a la extinción.
A medida que conduce su embarcación con turistas que quieren ver al bufeo en las aguas turbias recordó que, en 2018, la región comenzó a cambiar: el caudal de los ríos bajó y los peces comenzaron a morir por el frío. A partir de entonces se comenzaron a interesar en el delfín rosado. En 2024, considera que los pescados se reinventaron y ahora usan sus conocimientos del río, la flora, fauna y los pueblos indígenas como guías.
“Esta iniciativa nació porque hay personas que quieren ver los bufeos. Vienen turistas de Santa Cruz, de La Paz, incluso de Europa. Había sido muy importante para el turismo”, resaltó.
Aunque el cambio climático, la variación del clima en la Tierra y la urbanización complican el trabajo de los guías para llegar a los ríos Ichilo, Ivirgarzama y Chimoré, tratan de “no molestar a los mamíferos acuáticos”.
“La mayoría nos estamos dedicando al turismo porque las especies de pescados están desapareciendo, hay pocas en comparación a otros años”, manifestó otro pescador, Adalid Guevara Carreño, de 24 años.
Contó que la participación de algunos pescadores en la expedición de Faunagua para instalar transmisores satelitales en ocho bufeos, en 2017, fue clave para sensibilizar a las personas dedicadas al rubro, porque se logró entender que es posible convivir con los delfines y conocerlos más.
“Se podría decir que nos hemos empoderado, incluso hemos aprendido a contarlos y registrar datos de los lugares en los que se los puede ver”, dijo.