Tradicional debate
Después de mucho tiempo habrá un debate público entre candidatos al primer cargo del Poder Ejecutivo. La mencionada contienda está dirigida solamente a los incrédulos, arrepentidos y desorientados pues gran parte de los electores tiene decidido su voto sin ánimo alguno de cambiar de criterio.
Para captar a despistados, los candidatos explicarán que tienen el propósito de mejorar los ingresos nacionales sin incremento de impuestos, ofrecerán aumentar la renta de los jubilados, manifestarán que se ocuparán esforzadamente en la salud pública, harán conocer su plan de luchar fuertemente contra el narcotráfico, dirán que darán gran impulso a la educación en todos sus grados, pondrán gran empeño en el tema concerniente al medio ambiente, y declararán que se comprometen a respetar la extraordinaria característica de ser nuestro país: el único en el mundo que está constituido como un Estado Plurinacional.
Ninguna propuesta de planes sobre buen ejercicio de la función administrativa convencerá a los indecisos. Ellos saldrán de su estupor solamente si algún candidato les hace ver que devolverá al país la forma de gobierno democrática participativa y representativa que fue extinguida desde el año 2006 por el partido político denominado Movimiento al Socialismo.
Esa parcialidad unió en la cúpula de gobierno a las cabezas del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo y puso bajo su órbita al Poder Judicial y al Órgano Electoral, apoyada en una ley de leyes que, en determinados artículos, contiene disposiciones que anulan las normas básicas de independencia de los tres Poderes del Estado que son esencia del régimen democrático.
El único anuncio por medio del cual puede un candidato a la Presidencia de la República llevar a su campo nuevos adeptos, es el de señalar que en la próxima gestión los parlamentarios de su línea política procederán a la reforma parcial de la Constitución Política del Estado promulgada el año 2009. Tal medida es imprescindible pues de lo contrario las actuales reglas inconstitucionales existentes en la Constitución impedirán el retorno a la legalidad.
Esa afirmación será trascendental pues, de inmediato, no es conveniente pretender la convocatoria a una nueva Asamblea Constitucional, razón por la cual en fase inicial para los fines de la recuperación anhelada por lo menos se debe lograr el respeto a la independencia de los tres Poderes del Estado. Posteriormente, con calma, en atención a que la Constitución debe exponer solamente normas esenciales, se podrá llegar a una reforma total.
El autor es abogado
Columnas de JOSÉ LUIS BAPTISTA MORALES