¿Cómo comenzamos el 2025 en Bolivia?
Uno puede decir que fue terrible como comenzamos el año 2025, accidentes de aviación a nivel mundial, y a nivel nacional con filas en los surtidores para abastecerse de combustible, incluido el día de Año Nuevo, con muchos ciudadanos que se quedaron hasta el amanecer pero no muy compatible con la tradición que es celebrar el nuevo año, como dice una vieja canción que se escucha tradicionalmente por esos días “quiero amanecer con el saco en el hombro… quiero amanecer con mis amigos parrandeando”.
Si bien la Noche Vieja se despidió con muchos agradecimientos por permitirnos llegar sanos y salvos después de un año de sobresaltos (intento de autogolpe de Estado, bloqueos de caminos e inestabilidad económica) se recibió el nuevo año con muchas esperanzas, pero también ansiosos sobre un posible ajuste en la economía (devaluación de la moneda nacional) y preocupados por las variaciones de precios de los productos de la canasta familiar.
Desde la época de la UDP (1982-1985) no se había notado tanta incertidumbre en la economía familiar. Si bien el contexto económico, social y político es totalmente distinto al de aquella época, ya que no se tiene una espiral inflacionaria ni desabastecimiento de los mercados de bienes y servicios, existe mucha preocupación en la mayoría de las familias bolivianas.
El 2024 se despidió con un bloqueo de caminos, principalmente en el departamento de Cochabamba, que se convirtió en el epicentro de los conflictos sociales, generando casi un mes de perjuicio con millonarias pérdidas, que afectaron al raquítico comercio interno y externo del país y echó por la borda las pocas esperanzas de concluir un año con mejores perspectivas económicas y sociales.
Las empresas privadas se vieron en grandes dificultades para cubrir el aguinaldo, que es un sueldo extra para los trabajadores y que se paga antes de finalizar el año. Préstamos bancarios de último momento para cubrir las planillas de los trabajadores fueron la mayor preocupación de fin de año. Muy complejo para un país tan pobre como Bolivia cuyo PIB ha crecido cada vez menos en los últimos años.
La inestabilidad política del año pasado se caracterizó por un verdadero carnaval. Pocas sesiones parlamentarias y, sobre todo, actos bochornosos entre arcistas y evistas que fueron registrados y difundidos a través de las cámaras de televisión. Además, las tensiones irresueltas entre oficialismo y oposición que dejan a la población hastiada de la política y de la manera como se encara la fiscalización del país. Con muchas denuncias de corrupción que involucraron a las altas esferas de Gobierno. Acuerdos entre bambalinas de los proyectos estratégicos sin opciones de que se transparenten las negociaciones y se vean mejores alternativas para el país.
El 2024 se cerró con las elecciones judiciales, donde el voto blanco y el voto nulo no tuvieron relevancia y sólo se eligió parcialmente a los magistrados. Esperamos que los electos realicen su trabajo de manera honesta y proba en beneficio del país.
Las elecciones de 2025 deben traer cambios en la democracia boliviana, se necesita una mayor participación activa de los jóvenes y que se revitalicen las instituciones en el país para fortalecer nuestra economía.
No se quiere volver a ver lo que hemos vivido en 2024, se quiere un país más unido y fortalecido para avanzar más allá del bicentenario de la independencia con una economía fuerte y una sociedad integrada.
Columnas de LUIS PABLO CUBA ROJAS